Cuando una reforma parcial consigue transformar por completo la percepción de un hogar, sabemos que el diseño ha cumplido su misión. Así ocurrió con este proyecto de la interiorista Carmen López de Murillas, en el que la clienta solicitó renovar únicamente el dormitorio y el baño de su vivienda. Lejos de ser un obstáculo, esta limitación fue el punto de partida para una trasformación profunda, tanto estética como emocional.
Con más de dos décadas de experiencia al frente de su propio estudio de interiorismo, el trabajo de Carmen se caracteriza por un enfoque técnico impecable, sensibilidad estética y una visión profundamente humana del espacio. Su especialidad es lo que ella misma denomina "interiorismo emocional", un modo de diseñar que no solo transforma ambientes, sino que conecta con las emociones, la historia personal y las necesidades más íntimas de quienes los habitan.
Así, aunque el dormitorio tuvo un cambio de lo más renovador, el baño fue una auténtica revolución, porque en poco más de seis metros cuadrados y una distribución y decoración obsoleta, poco funcional y alejada del confort actual, el reto fue claro: aprovechar al máximo el espacio disponible, mejorar la distribución y, al mismo tiempo, crear una atmósfera serena, envolvente y sensorial, donde cada material, cada luz, cada gesto cotidiano, sume a la experiencia del bienestar.
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