El baño es uno de los espacios más íntimos y funcionales del hogar, pero no siempre le prestamos la atención que merece en términos de distribución y diseño. La arquitecta Emma Guillén, nos ofrece una serie de consejos clave para evitar errores comunes y lograr que este espacio sea tanto práctico como estéticamente agradable. Su premisa inicial es sencilla, pero con mucho sentido: la primera impresión cuenta, incluso en el baño.

Como profesional, Emma ayuda a sus clientes - y seguidores - a través de su estudio homónimo y redes sociales, a entender que en cada estructura que imaginamos, está la oportunidad de crear no solo un espacio, sino una experiencia. Es por ello que, incluso tratándose del baño, cada detalle cuenta, sobre todo, cuanto tiene que ver con la ubicación de todo el equipo y apartados de este espacio. 

Así, uno de los errores más frecuentes - y desafortunadamente muy común en muchas viviendas - es que al abrir la puerta del baño, lo primero que vemos es el inodoro. Este detalle, aparentemente menor, puede restar valor al conjunto visual del hogar, especialmente si el baño se encuentra en una zona visible desde otras estancias, como la cocina o el pasillo. "Si al entrar en la cocina, ves el inodoro, tienes un error en la distribución", dice Emma. 

La distribución perfecta para el baño

Llegados a este punto, nos preguntamos: ¿Cuál es la solución? Como bien nos cuenta Emma en su video compartido en TikTok, intercambiar la posición del lavabo con la del inodoro, puede ser un enfoque simple pero eficaz. La clave está en reorganizar los elementos. De esta manera, al abrir la puerta del baño, lo primero que veremos será el lavabo con su correspondiente espejo, que resulta mucho más estético, armónico, elegante - e higiénico - que ver el inodoro. Como apunta la arquitecta, no solo es por una cuestión estética, sino porque es un espacio en el que la funcionalidad y la apariencia deben ir de la mano.

¿Y los baños con ducha?

baño principal revestimiento marmol dos colores
Foto: Foto: Giulia Maretti Interiorismo: Inga Menasherov

En el caso de los baños que incluyen ducha y que no son solo aseos, la misma lógica se aplica. La ducha debe quedar en una esquina o al fondo, fuera del campo visual directo desde la puerta. Así, se crea una composición más equilibrada, en la que el lavabo y su mueble de almacenaje, toman protagonismo. No solo mejora la imagen del baño, sino que facilita el acceso y uso del lavabo, que al final es el elemento que más utilizamos.

Cómo integrar almacenamiento de forma optimizada

"Si queremos poner un mueble de pared a pared, lo colocaremos de frente a la puerta, dejando al inodoro un lugar secundario en el lateral", explica Emma. El baño es un lugar pequeño, por lo que cada rincón debe aprovecharse al máximo. Utilizar el mueble del lavabo como espacio de almacenamiento permite optimizar el espacio sin sobrecargarlo visualmente. Por ejemplo, si la ducha va de pared a pared, se puede colocar el mueble del lavabo justo al lado, aprovechando al máximo el espacio sin invadir visualmente el entorno. 

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