25 salones emblemáticos que reflejan la esencia de la revista Interiores en su 25 aniversario

Luz y Forma

Al reformular esta vivienda con privilegiadas vistas a la catedral de Málaga, el estudio de Alejandra Pombo apostó por conservar la esencia clásica de la finca —mosaicos originales, carpinterías, rosetones— e introducir piezas en tendencia, como las molduras de escayola que recorren los techos. Completan la intervención las candilejas a distintas alturas, la palillería curva y una paleta de colores ligera, con techos blancos que amplifican la luminosidad.

Colores en diálogo

Diáfano, con grandes cerramientos de vidrio y una amplia estancia donde conviven comedor, cocina y zona de estar en diálogo directo con el exterior. Así es este proyecto de la interiorista Virginia Albuja, que, como si partiera de un lienzo en blanco, compone la escena con elementos decorativos audaces, colores vibrantes y formas inesperadas que crean múltiples puntos de atención.

Placer bibliófilo

Muy cerca de Madrid, esta vivienda rehabilitada por la interiorista Sandra Marcos presenta una amplia zona de estar con acceso directo a la piscina. Una librería personalizada y hecha a medida aporta funcionalidad y estilo, mientras que los materiales nobles, como el mármol en el suelo junto a los paneles en las paredes, suman sofisticación y calidez al conjunto.

Neutra elegancia

Los arquitectos Cristina Domínguez Lucas y Fernando Hernández-Gil, del estudio Lucas y Hernández-Gil y fundadores de la editora de muebles Kresta Design, diseñaron en esta finca de una urbanización madrileña una amplia área social abierta y conectada, donde cocina, comedor, salón, biblioteca y jardín se integran visualmente para crear un espacio fluido y versátil. La selección de mobiliario, de alta calidad, tonos neutros y líneas elegantes, acentúa su innata armonía.

Ayer y hoy

Originalmente una oficina, esta vivienda fue rehabilitada de forma integral por el estudio Borgia Conti para convertirse en el hogar soñado por sus propietarios. En el proceso, se recuperaron todos los elementos antiguos posibles: las molduras originales del techo, las puertas y el parqué de madera, que hoy aportan carácter y memoria al espacio.

Texturas en balance

A la hora de afrontar su proyecto más personal —dar forma a su propio hogar—, el arquitecto e interiorista Jorge Alonso apostó por una convivencia armónica entre contrastes: materiales cálidos como la madera o los tapizados dialogan con otros de carácter más brutalista, como el hormigón. Todo ello descansa sobre una base neutra y cálida, salpicada de acentos de color y obras de arte.

Refugio uniforme

Al rehabilitar esta finca marbellí, el interiorista Pepe Leal optó por una decoración relajada y confortable, alejada de excesos ornamentales. Tras algunos quebraderos de cabeza, consiguió generar un acertado "efecto caja" al revestir suelo y paredes con el mismo material, logrando una envolvente visual coherente y serena.

'Arty' impoluto

Aunque era un espacio de trabajo totalmente desactualizado, el arquitecto José Duque, de Duke’s House, junto a la directora creativa Paloma Pacheco Turnes, lo transformaron en un refugio acogedor que abraza nada más entrar. En el salón, eligieron muebles blancos que evocan la nieve —la vivienda se encuentra a pie de pista en la estación de esquí de Formigal, en Aragón— y sumaron pinceladas cromáticas con aparadores italianos de cristales coloreados, una lámpara roja y piezas que combinan iconos del diseño con otras más artísticas.

Madera viva

Uno de los grandes retos que enfrentó el arquitecto Juan Bengoa al reformar esta vivienda madrileña fue la carpintería. Pero el resultado final habla por sí solo: además de revestir la pared principal del salón con madera, diseñó una original puerta corredera con el mismo material, que se desliza gracias a una discreta guía empotrada en una jácena.

Estallido de optimismo

Este inmueble valenciano, fruto de la rehabilitación integral de una finca de 1900 a cargo del interiorista Sigfrido Serra, fusiona creatividad e innovación con delicados acentos cromáticos y formas orgánicas que envuelven los espacios. La atmósfera se define por una selección cuidadosa de mobiliario y una paleta vibrante que, al tratar la casa como un lienzo en blanco, permite introducir toques de color intensos pero equilibrados.

Raíces y modernidad

Un apartamento de 110 metros cuadrados, en esquina y dentro de un edificio blasonado del siglo XVIII en pleno centro de Madrid, que gracias al interiorista Erico Navazo refleja tanto la historia del inmueble como el estilo de vida cosmopolita de su nuevo propietario. Navazo apuesta aquí por una mezcla armoniosa de piezas de distintas épocas y procedencias: en el estar, por ejemplo, un sofá en tonos marrones convive con una mesa de centro de madera tropical maciza y butacas vintage.

Noble orden

Una transformación integral llevada a cabo por Galán Sobrini Arquitectos dio lugar a esta luminosa vivienda familiar en Barcelona, donde la arquitectura limpia y serena marca el tono de todos los espacios. Gracias a una distribución abierta que conecta vestíbulo, salón, comedor y zona de estar, la casa respira amplitud y continuidad. En el salón, las geometrías rectas y ciertos toques masculinos se expresan a través de materiales nobles: suelos de madera, embocaduras bien trazadas, piedra natural con despieces precisos y molduras en los techos que prolongan esa misma linealidad.

Organización invisible

La zona de estar, uno de los espacios más desafiantes de este proyecto firmado por la interiorista Pia Capdevila en Madrid, debía responder a tres necesidades: incorporar un buen comedor, ofrecer gran capacidad de asientos y dar cabida a una generosa biblioteca. La clave fue un mueble central a medida —una elegante pieza de palillería de madera de altura media— que articula el espacio sin cerrarlo. En él se integran el televisor y una chimenea de bioetanol, logrando dividir sin fragmentar y conservar la sensación de amplitud y unidad.

Elegancia en relieve

El salón de esta vivienda, con vistas privilegiadas al Paseo del Prado y al Jardín Botánico de Madrid, se convierte en un escenario cambiante que refleja el paso de las estaciones. La conexión visual con la naturaleza se refuerza desde el interior gracias a las molduras diseñadas ex profeso por los arquitectos Alfredo Padilla y Totón Sánchez: una envolvente arquitectónica de líneas elegantes, creada sobre la base clásica del edificio, que actualiza el espacio con una sofisticación atemporal sin renunciar a la calidez.

Lujo sereno

El salón de esta vivienda, reformada por la interiorista Mercedes Arsuaga, es el reflejo de una transformación valiente: de un piso laberíntico y oscuro a un espacio amplio por el que, en palabras de su propietario, "se puede pasear". La clave del cambio estuvo en crear una envolvente suave, con materiales y acabados que aportaran calma y luz, y dejar que la decoración —viva, actual y optimista— asumiera el protagonismo.

Artesanía de alma señorial

Proyectado por la interiorista Victoria Belousova (Victoria Interiors), el salón de este piso en Barcelona combina artesanía, clasicismo y eclecticismo con una elegancia serena. Las molduras de escayola colocadas a mano y los arcos que separan los distintos ambientes evocan un aire señorial, mientras que la chimenea de mármol tallada y el mobiliario a medida dialogan con piezas antiguas y obras de arte contemporáneo.

Madera que arropa

En esta casa madrileña proyectada por el reconocido arquitecto Marcio Kogan, la interiorista Beatriz Silveira afrontó el reto de acompañar una arquitectura imponente sin restarle protagonismo. Lo consiguió a través de materiales nobles y cálidos, como la madera, presente en el salón en un imponente mueble con mural artesanal que oculta el televisor y aporta calidez, textura y carácter al espacio.

Con mucho arte

La transformación de este salón, llevada a cabo por el arquitecto Juan Bengoa, devolvió la luz y la amplitud a un piso anteriormente compartimentado y oscuro. El reto fue abrir espacios sin perder el aire clásico que deseaba el propietario. La madera de roble en la carpintería aporta calidez, mientras que la piedra natural del suelo suma elegancia. En contraste, el mobiliario y el arte introducen pinceladas de color que realzan una atmósfera sobria y equilibrada.

Pinceladas personales

La interiorista Almudena Rebuelta Domecq nos recibe en su hogar, un espacio donde, junto a su hermana Cristina, da vida a la esencia del estudio Rebuelta Domecq. En el salón, dominado por tonos neutros, las obras de arte adquieren protagonismo, aportando ese vibrante toque de color que caracteriza al estilo de ambas. 

Chute de energía

Para lograr un ambiente moderno y elegante, la arquitecta Mónica Diago diseñó en esta propuesta un mobiliario a medida que funciona como soporte para una cuidada colección de arte contemporáneo. El espacio se organiza a través de revestimientos, luminarias singulares y alfombras que zonifican sin perder unidad, creando así un hogar sofisticado y funcional, pensado para vivir y disfrutar del arte.

Balcón mediterráneo

El arquitecto y diseñador Héctor Ruiz-Velázquez concibió en el litoral barcelonés un salón abierto al jardín que se convierte en un verdadero balcón al Mediterráneo. En este espacio, la luz natural y el paisaje actúan como elementos vivos, mientras las piezas de arte y diseño aportan acentos cambiantes que mantienen una conexión constante con el exterior.

Aquí todas las fotos de la vivienda. 

Entre hogar y galería

El arquitecto José Duque, fundador del estudio Duke’s House, junto a la directora creativa Paloma Pacheco Turnes, transformó esta vivienda madrileña en una sofisticada casa-estudio para un galerista. Como las obras de arte cambiarían con frecuencia, se optó por una base neutra en blanco y negro, salpicada por acentos cálidos. La excepción: un sofá de piel marrón, que aporta calidez y conecta con el tono de las maderas que visten la pared.

Todo al blanco

Con vistas abiertas al Mediterráneo y al Atlántico, el salón de esta casa en Estepona debía estar a la altura del paisaje. El arquitecto de interiores Raúl Martins apostó por una decoración serena y luminosa, en la que el blanco domina la escena y se matiza con azules, marrones y detalles en madera. Una paleta contenida y elegante que acompaña –sin competir– con las vistas, y que refuerza la idea de un espacio contemporáneo, sencillo y fácil de vivir.

Íntimo y personal

La interiorista Miriam Alía afrontó el reto de dar identidad propia a este salón, integrado visualmente con la cocina y el comedor en una planta de doble altura. Partió de una base cromática neutra, matizada con acentos en tonos pastel y vibrantes como el amarillo, para aportar personalidad sin romper la armonía. El equilibrio entre piezas contemporáneas y hallazgos de anticuario —como una butaca de Pierre Paulin adquirida en el mercado de las Pulgas de París— refleja su forma de entender el interiorismo: sofisticado, fresco y con historia.