En la mayoría de las casas, colocar el sofá pegado a la pared es una práctica de lo más habitual. Es una disposición que, en principio, parece la opción más lógica para aprovechar el espacio, pero en realidad puede hacer que el salón parezca plano, sin dinamismo ni personalidad.

La clave para elevar la estética de tu salón y mejorar su distribución está en separar el sofá de la pared. ¿El resultado? Un ambiente más estiloso, funcional y con una sensación de mayor amplitud y luminosidad. Aquí te damos diez razones para atreverte a hacerlo.

10 ejemplos vistos en la revista Interiores

Salón moderno con sofá rosa
Foto: Fhe.es. Realización: Paloma Pacheco Turnes. Interiorista: Miriam Alía.

3. Permite jugar con la luz natural

Ubicar el sofá lejos de la pared y cerca de una fuente de luz, como un gran ventanal, nos permite aprovechar al máximo la iluminación natural. Al no bloquear la luz con muebles de gran volumen, el espacio se percibe como más abierto, luminoso y acogedor. Este recurso es ideal en ambientes de tonos neutros, donde la luz potencia la serenidad del conjunto. La disposición central también favorece la circulación del aire y crea una sensación de mayor profundidad en la estancia.