Durante la última edición de la Milano Design Week, el diseño se expresó con fuerza y lo hizo a través del color. En este contexto, la cazadora de tendencias Pepa Casado ofreció una interesante charla en el espacio de Gunni & Trentino que sirvió para aterrizar lo que pudimos ver por todo el recinto ferial.

Fundadora de la agencia future-A y una de las voces más solventes en el análisis de tendencias, Pepa Casado lleva más de 15 años investigando cómo los cambios sociales, culturales y emocionales se traducen en formas, estilos y materiales. En su intervención, repasó las claves cromáticas que marcarán el diseño de los próximos meses. Para ella, el color ya no busca solo embellecer. Ahora quiere generar una respuesta emocional, conectar con lo que nos preocupa o nos ilusiona, y a veces incluso incomodar.

El color se atreve a jugar

Salón lleno de color con molduras y librerías
Foto: Foto: Fhe.es. Realización: Paloma Pacheco Turnes. Interiorismo: Guille García-Hoz

El mensaje es claro: dejamos atrás una etapa de contención y nos adentramos en un nuevo ciclo donde el color reaparece con fuerza, aunque no desde el exceso, sino desde la expresividad emocional. “Venimos de años muy grises, con tendencias en color muy apagadas, pero ahora vamos a ver muchísimo más color”, explicó Casado. La clave está en cómo se introduce: con sentido, con intención, con sensibilidad.

Según la experta, los nuevos colores no buscan simplemente impactar, sino establecer un vínculo afectivo con el usuario. “Siempre con esa idea de cómo nos hace sentir el objeto y qué podemos aportar a través de él”. Esta visión se ha materializado en piezas lúdicas y desafiantes, como sillas con dobles incrustaciones, teteras que rozan lo escultórico o instalaciones que apuestan por lo inesperado sin renunciar a la funcionalidad.

Las tendencias cromáticas vistas en Milán por Pepa Casado

Cocina italiana rojo burdeos
Foto: @ludovicadonvito

Del millennial pink al cherry high gloss

Uno de los grandes regresos ha sido el del millennial pink, reinterpretado con un matiz más profundo y menos etéreo. Lejos de su dulzura inicial, este rosa evoluciona hacia una tonalidad más madura, cargada de intención.

Sin embargo, el color que ha cautivado a Pepa Casado esta edición ha sido un tono cereza brillante con acabado high gloss: intenso, atrevido y sofisticado. “Muy interesante, mirando diferentes materiales”, apuntó. Este rojo cereza protagonizó diferentes instalaciones, demostrando cómo el color puede ser también una herramienta narrativa y osada.

Comedor con toques verdes
Foto: Vives

Verdes con actitud y negros volcánicos

Otro de los tonos protagonistas es un verde vibrante, impulsado por referencias culturales inesperadas, como el disco Brat de Charli XCX o el ya icónico verde Bottega. Este color, según Casado, se ha convertido en el “improbable color del año”, símbolo de una rebeldía que reivindica el placer de lo provocador.

Junto a él, el total black resurge con una fuerza tectónica, vinculado a materiales como piedras volcánicas y gravas. “Ha marcado mucho esta idea de un color profundo, magnificado”, añadió. Más allá de lo gótico, este negro mineral conecta con lo esencial y lo atemporal.

Salón clásico con sillones terracota y sofás blancos
Foto: Foto: Manolo Yllera. Realización: Cristina Rodríguez Goitia. Proyecto: Ángela Bermúdez.

Marrones que sustituyen a la terracota

En la gama de los tonos tierra, los marrones oscuros con matices rojizos han desplazado a la omnipresente terracota. “La terracota lleva presente más de quince años y no dejará de estar, pero ha evolucionado”, señaló la trend hunter. Ahora dominan tonos más densos, más saturados o cercanos al cobre, con una riqueza visual que encaja con la calidez contemporánea.

En exteriores, el color también sube de intensidad. Pepa Casado destaca un amarillo chillón que toma el relevo del limón más suave de temporadas anteriores, mientras que en los neutros despuntan los dorados suaves, pensados para aportar luz sin caer en lo ostentoso.