Carlos Pujol, alma creativa detrás del estudio Carlos Pujol Designer, es mucho más que un interiorista. Formado entre Francia y España, este arquitecto de interiores y diseñador de objetos ha hecho de la transversalidad cultural su gran valor diferencial. Tras décadas en París, donde forjó una sólida trayectoria en el mundo de la hostelería de alto nivel, hace unos años regresó a su ciudad natal, Barcelona, para construir allí no solo su hogar, sino también una nueva etapa profesional. Y aunque no ha sido un camino exento de obstáculos, su energía, su humor y su filosofía sin filtros son parte del magnetismo que lo define.

En esta entrevista, Pujol habla con honestidad de su historia personal - marcada por una infancia a caballo entre Cataluña y París -, pero también reflexiona sobre las diferencias culturales que existen entre los espacios franceses y españoles. Desde la arquitectura modernista que abraza cada mañana, desde su terraza, con vistas a la Sagrada Familia, hasta su forma de entender el diseño. Cada respuesta está impregnada de una mezcla única de sensibilidad, crítica constructiva y amor por el oficio. 

Una conversación sobre la arquitectura española y francesa con el interiorista Carlos Pujol

Apartamento en París
Foto: Interiorismo: Carlos Pujol

Has vivido gran parte de tu vida en París y hace unos años has vuelto a Barcelona. ¿Qué te hizo trasladarte de París a Barcelona? Si tienes alguna anécdota, sería genial conocerla.

Nací en Barcelona y viví allí hasta los cinco años, ¡hasta que mi padre nos abandonó a mi madre y a mis cuatro hermanos! Tuvimos que regresar a Francia porque mi madre no tenía trabajo, y se apoyó en mis abuelos maternos para criarnos. Así que he pasado toda mi vida en Francia, con la idea constante de volver algún día a Barcelona, para ofrecer a mis hijos la vida que yo debería haber tenido y no tuve.

Con el COVID, volvimos en 2021… ¡Y estamos encantados! Porque la vida aquí es mucho más pacífica y agradable que en París. Como se dice en Francia: ¡no hay color! Como anécdota, tengo un nombre 100% catalán. El catalán y el castellano son mis lenguas maternas y estoy orgulloso de ello. Pero hoy en día, los hablo con acento francés y ciertas carencias de vocabulario… ¡Y claro, los locales no me entienden!

¿Qué es lo que más te sorprendió de la arquitectura e interiorismo de los pisos de Barcelona cuando volviste?

La arquitectura barcelonesa - y la española en general - tiene una identidad auténtica. ¡El modernismo que predomina en Barcelona no tiene nada que envidiar al haussmanniano de París! Yo mismo tengo ideas algo extravagantes y coloridas, así que prefiero el modernismo al haussmanniano, ¡aunque París sigue siendo una ciudad magnífica!

No tengo ni Dios ni maestro, y mi mente cartesiana hace que no me emocione fácilmente por todo, ¡pero la obra de Gaudí sigue siendo para mí el Grial de la arquitectura! Mi terraza da a la Sagrada Familia y al mar… ¿Qué más se puede pedir al amanecer?

Casa ecológica Francia
Foto: Foto: Frenchie Cristogatin

¿Cuál es la gran diferencia entre el diseño de interiores de los pisos de Francia en comparación con los de España?

Todo es cuestión de gustos, y las expectativas de los catalanes son completamente distintas a las de los parisinos, eso seguro. Después, no existe el buen gusto o el mal gusto, ¡hay gustos! En cuanto a decoración e interiorismo, los hoteleros franceses tienen expectativas más altas que los españoles. Tal vez porque aquí el turismo de masas funciona muy bien y la ocupación es alta, por lo que se prioriza la cantidad sobre la calidad… no lo sé, pero lo noto a diario.

Para ser totalmente sincero, desde que llegué, me ha costado mucho abrirme paso en el mercado español, ya sea en hostelería, restauración o incluso en proyectos residenciales privados. Hoy trabajo sobre todo en Europa, principalmente en Francia, porque tengo red y conexiones, pero en España debo confesar que es complicado. A buen entendedor…

¿Hay algo que consideres muy propio de las viviendas francesas que no vemos en los pisos españoles y que te gustaría ver?

¡Sí! Es un detalle que no lo parece, pero en Francia se separan mucho más los aseos de los baños, y personalmente creo que es más cómodo para todos. Por lo demás, la ergonomía y los espacios son bastante similares. Hoy en día los espacios se abren, las cocinas se conectan con los salones y comedores, y eso es fantástico. Se acabó aquello de mamá en la cocina y papá fumando un puro con los amigos en el salón. ¡Y eso es mejor! Además, yo soy más del tipo papá cocinero, porque me encanta preparar comida… y también comer. ¡Eso lo explica todo!

Billecart Salmón por Carlos Pujol
Foto: Interiorismo: Carlos Pujol

En tu vivienda actual, ¿echas de menos algún detalle arquitectónico o de interiorismo que había en tu vivienda de París?

¡Sí! ¡La luz natural! Paradójicamente, aunque diseño interiores, me preocupo sobre todo por los exteriores, y especialmente por la exposición al sol. Para mí, la luz es hiperimportante. Confieso que los pisos en Barcelona a veces están mal orientados, son demasiado largos, y eso complica mucho convivir con la luz natural. Pero bueno… ¿No es mejor un poquito de sol catalán, que una gran exposición al cielo gris de París? (risas)

¿Qué es lo que más te piden los clientes en París?

¡Utilizar materiales de calidad con presupuestos bajos! Como en España, en Europa… ¡Y en el mundo entero! (risas). Estoy bromeando, claro, pero es cierto que cada vez se usan menos materiales nobles o naturales, y sobre todo, que se pierde la artesanía. Eso nos obliga a reinventarnos todo el tiempo, sin dejar de ser fieles a nuestras convicciones. Soy ecologista de corazón, e intento inculcar estos valores a mis hijos con gestos cotidianos… aunque no es fácil.

apartamentos en Reims (Champagne)
Foto: Interiorismo: Carlos Pujol

¿Qué es lo mejor que has aprendido del interiorismo francés y que deberíamos aplicar en nuestros hogares?

Como decía antes, ¡el buen y el mal gusto no existen! Cada uno tiene sus propios gustos, marcados por su educación, sus experiencias, su entorno… Eso es importante tenerlo presente, porque significa que nuestras recomendaciones profesionales no siempre son las mejores. Hay que saber escuchar, incluso si el cliente no piensa como tú. El peor cliente es el que no sabe lo que quiere. Algunos se disculpan por dar demasiada información, ¡pero yo me alimento de eso!

Cuantas más restricciones y explicaciones, más garantías hay de acertar. Nunca olvido que no diseño para mí, sino para otras personas que van a habitar ese espacio o que van a vivir de él (sobre todo en el sector hospitality). Así que sí, tiene que ser bonito, pero también práctico y técnico. Esa es nuestra constante.

¿Cuál es el mejor cumplido que te pueden hacer?

No sé cuál es el mejor… ¡Pero sí cuál es el peor! Cuando me dicen que reconocen mi trabajo, es que he fallado, porque he dejado que mis gustos prevalezcan sobre las necesidades del cliente. Significa que he repetido una solución que ya había usado antes… Lo más difícil en nuestro oficio es reinventarse y evolucionar. Paso un 30% de mi tiempo haciendo sourcing, es decir, viajando, buscando objetos curiosos o estéticos, sacando fotos, observando lo que me rodea, mirando Instagram, hojeando revistas de decoración, aunque solo miro las imágenes... (risas).

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