A la hora de buscar vivienda, muchos se centran en una cifra que, si bien es importante, no lo es todo: los metros cuadrados. Pero, ¿cuántos hacen falta para vivir cómodamente? Según el arquitecto Pablo Borraz, hay una regla sencilla que puede servir como orientación: 30 metros cuadrados por persona. Así lo explica en uno de sus vídeos de TikTok, donde traduce la experiencia arquitectónica a un lenguaje accesible para todos los públicos. "No hay una cifra exacta, pero te voy a dar una regla sencilla: 30 metros cuadrados por persona es una buena base. Si, por ejemplo, vais a vivir cuatro personas, unos 120 metros cuadrados construidos debería ser suficiente".

Esta fórmula no solo sirve como guía rápida para quienes buscan casa, sino también como reflexión sobre lo que realmente necesitamos para vivir bien. El experto advierte que, aunque pueda parecer que más superficie equivale a más calidad de vida, no siempre es así. "Más no significa mejor", recalca. Y es que no se trata únicamente de contar metros, sino de cómo se usan esos metros.

El arte de la distribución

En el fondo, lo que el arquitecto subraya es una verdad cada vez más aceptada en el mundo de la arquitectura y el interiorismo: una buena distribución puede multiplicar las posibilidades de una casa. "Una casa bien distribuida de 100 metros cuadrados es muchísimo mejor que una casa de 150 mal pensada", afirma Borraz. Un buen diseño aprovecha cada centímetro, elimina zonas muertas y facilita el uso cotidiano del espacio.

El error, muchas veces, está en dejarse llevar por planos genéricos, pasillos interminables o habitaciones mal proporcionadas. Una casa de gran tamaño, pero sin coherencia funcional, puede generar frustración y desaprovechamiento. En cambio, una vivienda bien planteada —aunque sea más pequeña— puede ser infinitamente más práctica, acogedora y funcional.

¿Cómo saber si una casa está bien pensada?

salón con cortina visillo alfombra y sofá gris
Foto: Anna Martí

A la hora de valorar una vivienda, el arquitecto recomienda fijarse en aspectos como la fluidez de circulación, la proporción de los espacios comunes respecto a los privados, el aprovechamiento de la luz natural y la conexión entre ambientes. También pone el foco en las soluciones inteligentes: zonas de almacenaje integradas, elementos móviles o multifuncionales y una distribución que se adapte al estilo de vida de quienes la habitan. El problema, según el arquitecto, no es tanto el tamaño como la falta de atención al diseño. De ahí su insistencia en que diseñar bien no es un lujo, sino una necesidad. "Diseñar bien es aprovechar cada metro", resume.

Una nueva mirada al espacio doméstico

En un contexto donde el precio del metro cuadrado sigue al alza y la superficie de las viviendas tiende a reducirse, el mensaje de Pablo Borraz cobra aún más sentido. Pensar en 30 metros por persona como base de partida no significa aspirar a casas grandes, sino tener una referencia realista y razonable sobre el espacio necesario para una vida cómoda. Pero, sobre todo, invita a cambiar el enfoque: dejar de obsesionarse con la cantidad para empezar a valorar la calidad del diseño. Porque al final, lo que marca la diferencia entre una casa en la que simplemente se vive y una en la que se vive bien no es solo su tamaño, sino la inteligencia con la que ha sido pensada.

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