Durante años, la buganvilla ha sido la reina indiscutible de jardines, terrazas y espacios exteriores. Esta trepadora de flores fucsias o moradas intensas, ha cubierto fachadas mediterráneas y pérgolas con un carácter exuberante, que evoca esa sensación de estar en verano, con un sol brillante en lo alto del cielo y - en muchos casos - acompañado de brisa marina. Pero ahora, a esta planta tan recurrente para dar vida a este tipo de ambiente, le ha salido una competidora con las mismas características y - para algunas personas - más especial: el manto de la Virgen.
Aunque no es tan conocida como la buganvilla, esta planta trepadora conquista a primera vista. Con su porte colgante y sus flores vibrantes, el mando de la Virgen - también llamado Anredera cordifolia - está comenzando a ser una elección habitual entre paisajistas y aficionados a la jardinería decorativa. ¿El motivo? No solo es bonita: es resistente, versátil y fácil de mantener.
Una planta llena de color con un nombre especial
El manto de la Virgen no recibe este nombre de forma casual. Se dice que esta planta tiene su denominación popular a la forma en que sus hojas y talloscaen suavemente envolviendo muros, vallas y pérgolas, como si se tratara de un tejido vegetal que arropa la arquitectura. Su aspecto delicado y su crecimiento denso, genera un efecto visual que recuerda al movimiento de una tela ondeando el viento. Además, su floración estival, añade ese toque mágico y celestial, con racimos de pequeñas flores blancas o rosadas, de aspecto espumoso y una fragancia suave y embriagadora.
Una de sus grandes ventajas es que puede crecer rápidamente en vertical o en caída, lo que la convierte en una opción ideal tanto para cubrir paredes como para dejarla colgar desde macetas altas o jardineras colgantes. Es perfecta para crear un rincón fresco y natural en cualquier terraza urbana o jardín.
Cómo decorar con el manto de la Virgen
Al tener un aire más silvestre que la buganvilla, la convierte en un excelente recurso para quienes buscan un jardín más natural o estilo cottage. Es ideal para tapizar pérgolas, muros, vallas metálicas o incluso barandillas. También puede funcionar como elemento divisorio, por ejemplo, entre espacios, al crecer sobre estructuras verticales como celosías. Sus hojas, en forma de corazón y de un verde brillante, crean una base frondosa que da sensación de frescor, incluso en los días más cálidos.
¿Lo mejor? Su floración añade ese punto de romanticismo y color sin resultar excesivo. Además, puedes combinarla con otras especies o dejar que sea la protagonista indiscutible de tu jardín o terraza. Gracias a su crecimiento vigoroso, en pocas semanas puedes tener una pared cubierta, lo que la convierte en una buena opción para nuevos jardines.
Cuidados básicos del manto de la Virgen
Una de las razones por las que esta planta está ganando muchos puntos para decorar paredes exteriores, es su facilidad de cultivo, además de ser una planta resistente, colgante e ideal para espacios abiertos.
- Luz: agradece la exposición al sol directo, aunque también tolera semisombra.
- Riego: moderado. Necesita más agua en verano pero tolera periodos cortos de sequía.
- Poda: crece rápido, por lo que conviene recortarla para controlar su forma y estimular más floración.
- Sustrato: no es exigente, aunque prefiere suelos bien drenados.
- Plagas: no suele tener problemas graves, aunque conviene vigilar posibles pulgones o cochinillas.
Al ser tan resistente y de crecimiento veloz también puede usarse en zonas degradadas o espacios donde otras trepadoras no prosperan con facilidad.
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