ANTES Y DESPUÉS: de piso "de abuela" a vivienda con cocina semiabierta y salón luminoso, diáfano y funcional

Antes: una cocina atrapada en el tiempo

Sin apenas luz, con azulejos anticuados, sin armonía, muebles pasados de moda, poca organización y espacio, y muy compartimentada. Para dar un cambio radical a esta vivienda, la cocina debía cambiar a un concepto abierto: "Para eliminar el estilo de abuela, lo primero es cambiar la distribución. Si mantenemos una distribución llena de tabiques, pasillos y espacios compartimentados, seguimos sin conseguir espacios modernos y de calidad", dice la interiorista. 

Después: una cocina luminosa y moderna

Más allá de la nueva distribución, lo que realmente transforma la vivienda es el trabajo con materiales, colores y texturas. Una estética neutra, pero llena de personalidad. "Buscamos jugar con diferentes materiales: la tarima flotante aporta un toque cálido, lleno de luz. Elegimos madera clara de roble, a diferencia de las maderas oscuras y con brillos estridentes que se usaban antes. Buscamos colores suaves que nos ayuden a introducir la luz en la parte interior de la vivienda, salpicando con algún color divertido cada estancia".

Después: un cerramiento de vidrio que conecta y delimita

Los cerramientos de vidrio se han convertido en uno de los elementos recurrentes para poder abrir espacios, pero delimitándolos, además de evitar que olores, vapores o humedad, traspase hacia la zona del salón y comedor. De esta forma, es posible que haya comunicación entre los diferentes ambientes, además de permitir la expansión de luz natural por todos los rincones, pero evita los inconvenientes propios de abrir la cocina por completo. Una solución estética y funcional.

Antes: un salón y comedor de los años 70

Como ya hemos visto, esta casa se quedó anclada en otra época donde disfrutar de la experiencia de vivir en un hogar cómodo y actual, era imposible. Muebles viejos, lámparas anticuadas, sofás diferentes... "Queríamos espacios cálidos y con calma, por lo que tomamos de referencia algunas de las reformas que ya hemos realizado", comenta la arquitecta.

Después: espacios diáfanos y flexibles

El sistema del cerramiento de vidrio, no impide la continuidad visual, sino que la potencia. Además, el diseño respondía a una necesidad futura: "La ideal inicial era llevar la cocina directamente al salón, pero los clientes querían tener la posibilidad de sacar un tercer dormitorio en un futuro. Por eso, mantuvimos la cocina donde estaba, cerrándola con ese acristalamiento y dando la opción de poder recuperar otro dormitorio en caso de que lo necesiten".

Las paredes, por su parte, se alisaron y pintaron en tonos suaves para sumar calidez junto a la tarima del suelo, ganando claridad en las zonas más interiores. En cuanto a la iluminación, se cuidó especialmente para que cada estancia tuviera luz suficiente y agradable.

Antes: un baño viejo y desfasado

No era ninguna sorpresa encontrarnos el resto de espacios de la vivienda en un estado y apariencia similar a la cocina, salón y comedor. En el caso del baño, seguían esa estética de revestimientos anticuados, distribución poco funcional, pequeño, muy cerrado, carentes de luz natural y atmósfera apagada. 

Después: un baño cálido y suave

Tras la intervención de Paula, el baño se transformó en un ambiente acogedor, cálido y funcional. Se emplearon muebles a medida en colores suaves, además de otra luminosidad artificial extra para no dejar rincones oscuros. El resultado es un baño moderno que rompe con la frialdad habitual que suelen tener este tipo de estancias en un hogar.