Las estanterías han evolucionado. Lo que antes era un simple soporte para libros o un hueco donde “guardar cosas”, hoy es una declaración de intenciones. En proyectos de interiorismo bien resueltos, como esta vivienda diseñada por Materia Arquitectura & Design, la estantería se eleva a elemento arquitectónico y emocional. En este caso, literalmente.
El salón de esta casa de más de 600 m² acoge una pieza imponente: una estantería de 6 metros de altura que cubre la pared y conecta las dos plantas principales. Su presencia no solo organiza el espacio: lo define. “Teníamos que tratarla con la importancia que requería, ya que esa pared se veía desde varios puntos”, explican desde el estudio. Y así lo hicieron.
Una estantería suspendida entre lo cálido y lo industrial

Foto: Foto: Lupe Clemente Interiorismo: Materia Arquitectura & Design
Para este proyecto, Materia se apoyó en una de sus firmas insignia: Modulnova. El modelo elegido, Blade, es mucho más que una estantería. Fabricada en aluminio alveolar, un material ligero, pero muy resistente, aparece como una estructura vertical limpia, con una estética que roza lo escultórico. “Gracias a su diseño refinado y a su variedad de materiales, conseguimos crear una única puerta de 6 metros de alto”, explican. El resultado: una pieza casi flotante, de líneas puras y sin peso visual, que aporta una elegancia minimalista al salón.
Este tipo de soluciones funcionan especialmente bien en viviendas con techos altos o dobles alturas, pero también pueden adaptarse a otros contextos. La clave está en mantener la proporción y elegir materiales coherentes con el resto del espacio. El aluminio, la madera lacada o incluso el vidrio estructurado permiten jugar con la luz y la ligereza sin renunciar al impacto visual.
Estanterías con identidad

Foto: Foto: Lupe Clemente Interiorismo: Materia Arquitectura & Design
Pero más allá del diseño, una estantería siempre habla de quienes habitan la casa. “Una librería no es solo un mueble adherido a una pared, habla por sí misma de tus intereses, tu historia, tu manera de ver el mundo”, explica Patricia Yuste, interiorista de Materia. En ella conviven libros, recuerdos, arte y objetos con valor personal. No es casualidad que muchos propietarios la consideren el corazón del salón.
En este proyecto, la estantería Blade funciona como hilo conductor entre niveles, ambientes y usos. Genera una continuidad visual que ordena el espacio sin gobernarlo. Y aunque su tamaño impone, no resulta intrusiva: hay equilibrio, silencio, ritmo.
Cómo integrar una estantería con intención

Foto: Javier Bravo Interiorismo: Beatriz Moral Estudio
Una buena estantería no empieza en la forma, sino en el propósito. ¿Será un espacio para libros o para objetos decorativos? ¿Se busca almacenaje cerrado o una estructura más ligera? ¿Debe destacar o fundirse con la pared?
Hoy, la tendencia es combinar modulación asimétrica, materiales nobles y tonos neutros. Evitar sobrecargar es esencial: menos baldas, más aire. Y jugar con vacíos intencionados ayuda a aligerar y aportar ritmo visual. Las piezas con estructura vertical ayudan, además, a potenciar la altura del espacio, algo especialmente útil en viviendas más compactas.
El equilibrio entre diseño y función

Foto: Foto: Fernando Gómez Mateos. Estudio: Nobo Interiorismo
El secreto está en encontrar un punto medio entre lo estético y lo práctico. Una estantería bien pensada puede ser foco decorativo, zona de almacenaje y separador visual. “Una librería bien diseñada tiene la capacidad de transformar un ambiente, añadiendo carácter y profundidad”, apuntan desde Materia. Y no es necesario alcanzar los seis metros para conseguirlo.
Colocar una lámpara escultórica en uno de los huecos, incluir una obra de arte pequeña o jugar con el color del fondo son recursos sencillos pero efectivos. Los paneles traseros en madera natural o lacados satinados aportan textura y sofisticación sin estridencias.