Hay reformas que convierten una casa fría y distante, en un hogar cálido en el que nos sentimos siempre acogidos. Es el caso del último proyecto firmado por la interiorista cántabra Ángela Acevedo, del estudio de interiorismo 3A Interiorismo. Se trataba de una vivienda unifamiliar de nueva construcción situada en un entorno natural, a apenas 20 minutos de Santander. Con una superficie de 276 metros cuadrados y pensada como casa vacacional, la experta ha creado un espacio en el que el confort emocional, la funcionalidad y la estética calmada se entrelazan de forma casi invisible, logrando una reforma que habla de sosiego, calidez y belleza serena.
El proyecto, realizado en apenas tres meses a finales de 2024, se centró especialmente en el salón, la cocina y los dormitorios. Con la arquitectura ya resuelta y las instalaciones hechas, el reto fue adaptar las necesidades del cliente - una persona que no reside habitualmente en la zona - a un interiorismo que transmitiera hogar y permitiera el descanso y disfrute durante estancias vacacionales.
¿La clave? Una paleta neutra, el uso de materiales naturales, la integración de texturas y una cuidada iluminación que evita el ruido visual. "En ausencia de elementos decorativos, los espacios pueden hablar por sí solos, solo con la convivencia de materiales, texturas e iluminación", resume Ángela. Más que una reforma, esta vivienda es un ejercicio de sensibilidad. "Me da una pena tremenda abandonarla, porque la siento casa. Estoy enamorada de cada rincón", confiesa la interiorista. A continuación, recorremos cada uno de esos espacios para entender cómo se ha conseguido crear esa atmósfera de paz vivida.
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