“¡Me encanta cómo estas estanterías se combinan con vegetación y obras de arte para crear una habitación hermosa y ordenada!”, ha escrito Marie Kondo al ver la publicación en Instagram de thistle.harvest Y si lo dice la gurú del orden por algo será. 

En este salón blanco se combinan tres estanterías iguales, lo que favorece la sensación de unidad y de gran librería y crea un conjunto más ligero visualmente. Por otro lado, al ser de madera blanca y sin trasera se funden con la pared y pesan menos. Además, son una muestra de equilibrio, ya que no están ni demasiada llenas ni demasiada vacías y todas incorporan el número de objetos justos para mantener la armonía visual. Los expertos recomiendan que las baldas estén llenas aproximadamente un 80%, aunque esto también es cuestión de gustos y del estilo de la estancia. No es lo mismo un salón minimalista que otro clásico o Cluttercore (una de las tendencias de esta temporada). 

Nacidas para exhibir

Aunque la tarea de cualquier estantería que se precie es almacenar y organizar, esta, además, al no tener trasera, posee también vocación de exhibir y decorar, permitiendo integrar en sus baldas y huecos obras de arte, discos de vinilo, plantas colgantes y otros objetos deco que merezca la pena lucir. 

 

 

Estas librerías, además, siguen el estilo del salón, por eso están llenas, pero no recargadas, y los colores de los objetos mantienen la misma gama cromática que la estancia con blancos, marrones y beis, incorporan plantas y la estructura es de madera blanca. De esta manera se integran a la perfección en la decoración cottage, que combina el estilo inglés con el rústico, recreando la vida campestre, aunque vivas en la ciudad, con tonalidades y elementos naturales, piezas vintage y el uso de materiales como la madera, especialmente la blanca.  

Cómo organizar una librería en 5 pasos

  1. SELECCIÓN: Aunque Marie Kondo siempre aconseja (hechas las salvedades oportunas) quedarse únicamente con 30 ejemplares, lo cierto es que lasgrandes estanterías llenas de libros suelen ser, en muchas ocasiones, el alma del salón. Esto no quiere decir que, de vez en cuando, realicemos ‘limpieza’ y nos deshagamos de todos aquellos que no nos haga felices o no hemos leído aún y no tenemos intención de leer en el futuro, para dejar hueco a todo lo que está por llegar. 
  2. ORDEN: Después, establece una organización que se ajuste a ti y responda a tus necesidades. Puede ser por géneros (novela, poesía, ensayo…), temas (terror, fantasía, histórica…), orden alfabético o colores. ¿La mejor? Con la que te sientas más cómoda y te permita encontrar lo que buscas a la primera. Marie Kondo propone clasificarlos por temáticas: libros que lees por placer, prácticos (recetarios, enciclopedias, autoayuda…), visuales (álbumes, colecciones de moda…) y revistas. Elijas el método que elijas, lo mejor es tener en cuenta tus preferencias. Así, si lo tuyo es la novela negra, por ejemplo, procura dejar más hueco para estos géneros, que serán los que más crezcan.
  3. COLOCACIÓN: Una vez has establecido un orden, es preciso que busques una colocación que te ayude a mantenerlo, al mismo tiempo que resulte decorativa. Para ello, puedes crear distintas gamas cromáticas, que combinen o contrasten según te guste más o colocar los ejemplares de mayor a menor o al revés.
  4. ORIGINALIDAD: Eso sí, mantener el orden no significa caer en el aburrimiento y que parezca la librería de tu barrio. Sé atrevida, pon algunos libros en horizontal rompiendo la verticalidad e incorpora elementos decorativos que aporten color y personalidad. Las plantas, los jarrones con flores, los adornos, las fotografías y los souvenirs son siempre bien recibidos. Eso sí, intentando no excederte ni en el número de objetos ni en su fuerza visual, ya que si son demasiado llamativos solo tendrás ojos para ellos y no encontrarás nada. 
  5. MANTENIMIENTO: No dejar objetos en la estantería o devolver cada libro a su sitio una vez leído es importante para evitar que el desorden reine a los tres días de haberla organizado. También es importante que dediques unos minutos semanales a la limpieza de las baldas para que el polvo no se acumule.