Vale, el método Montessori no es ningún descubrimiento del 2020. De hecho, su inventora, la italiana María Montessori, ideó la filosofía que lleva su nombre y la puso en práctica a finales del siglo XIX... Pero lo que sí podemos decir es que es una tendencia, y por eso a nosotros nos gusta hablar de ella. Además, da la casualidad de que nos encantan sus diferentes propuestas, la historia que esconde detrás, los materiales que emplea, los tonos suaves y, sobre todo, lo deco que resulta. Sí, sí, ¡nos chiflas Montessori!
Antes de pasar a la galería de fotos para mostrar en qué consiste realmente (y que te va a encantar tengas peques o no), vamos a explicar brevemente en qué consiste y quién es la diosa que da nombre a este estilo tan de moda.
María Montessori nació en el 1870 en Italia. Esta psicóloga, pedagoga, científica y filósofa dedicó su vida a buscar el mejor método para que los niños aprendiesen de forma libre, autónoma, feliz y sin limitaciones. Y no, no te imagines una habitación con lianas y en la que reina el caos, sino todo lo contrario. En el método Montessori todo tiene sentido: desde la disposición de los muebles hasta los materiales y colores que emplea.
Sin adentrarnos demasiado en el significado de Montessori como tal (porque aquí venimos a hablar en términos de decoración y estilo), podemos definir la “habitación Montessori” como aquella que permite a los niños moverse libremente, aprender mediante el juego, estar en un espacio seguro, confortable y, para qué engañarnos, muy #instagrameable.
Las claves de cualquier habitación infantil Montessori son las siguientes:
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Autonomía. Juego libre, o dicho de otro modo: que el niño o la niña tenga a su alcance lo que le apetezca en cada momento, pero sobre todo, que lo haga por sí mismo/a. Desde los juguetes, los libros, la cama, su ropita y sus zapatos. Para eso deben estar las cosas a su altura, a la vista y fáciles de almacenar a la hora de recoger (sí, sí, autonomía para lo bueno… ¡y para lo no tan bueno!).
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Nada puede dañarle. Si quieres que la habitación de tu hijo sea Montessori al 100 %, olvídate de objetos punzantes como puede ser esa mesita para dibujar que te parece tan mona pero que tiene unos cantos muy afilados… Olvídate también de esa cajonera tan chula pero con cajones imposibles de abrir (en una habitación Montessori las cosas están a la vista para que los niños puedan escoger su ropa, aprender a dejarla en su sitio... Es decir: percheros en miniatura). Y olvídate también de esa lata tan vintage y bonita para colocar los lápices de colores. Nada que pueda ser susceptible de dañar a tu peque, aunque sea de forma accidental, debería estar en la playroom. Tranquila, ¡las propuestas que verás son más bonitas que todo eso!
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Objetivo: jugar, explorar… Si en algo insistió María Montessori era en permitir a los niños aprender jugando, o jugar aprendiendo, lo que más te guste. A base de observar, experimentar y sin ser dirigidos. Por eso es tan importante que la habitación Montessori invite a que lo hagan todo ellos solitos, desde coger un libro hasta a sacarle partido a un objeto que, a simple vista, no tiene utilidad ninguna.
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Espacio y serenidad. El espacio para moverse es un must de este método. Nada de abarrotar la habitacion de cosas, ni las paredes llenas de cuadros susceptibles de poder caerse, estanterías delicadas... Además de tener una zona de juegos libre de obstáculos, el color dominante de las habitaciones Montessori suele ser el más neutro. En clave deco: abundan los tonos beige, blancos, grises, y sobre todo, lo natural. Así, la madera, el algodón 100 %, cero plásticos y nada de andadores con sonidos estridentes.