Aunque las plantas siempre han tenido un lugar en la casa, lo cierto es que ahora se llevan más que nunca, debido al éxito de lo natural y al diseño biofílico. ¿Puntos a favor? Decoran, dan un toque de color, aportan vitalidad y frescura, purifican el aire y algunas, incluso, favorecen el sueño y bajan la temperatura de los espacios interiores. Por eso, no nos extraña que tengan un hueco en nuestras estancias, baño y cocina incluidos.
Se llevan las fáciles de cuidar, aquellas especies que al volver de un viaje siguen igual de bonitas y no precisan una atención constante. Aunque eso sí, entre todas ellas hay una que acapara toda la atención y likes de Instagram. Se trata del ficus, aunque hay cuatro plantas de interior que le siguen de cerca.
Ficus: la favorita
A pesar de que su reinado, tanto el del ficus benjamina como el del ficus elástica y, especialmente, el ficus lyrata, empezó hace tiempo, no ha perdido ni un ápice de encanto y ni un solo seguidor. La clave puede estar en su aire muy de los 90, cuando lucían en versión L y XL. Lo cierto es que lo tienen todo. Son bonitas, dan vida a cualquier rincón, ayudan a eliminar los contaminantes, proporcionando un aire más limpio y, además, al llenar de oxígeno la estancia reducen la temperatura. Sin olvidar, que son muy longevas (10 años), aunque no les des muy buena vida.
Cuidado y ventajas
Estamos ante una especie tropical, por lo que gusta el sol, aunque no el directo, y se siente bien en ambientes cálidos y húmedos (en baños también). El riego debe ser moderado, bastará con una vez por semana en verano y dos en invierno, evitando en cualquier caso el encharcamiento de sus raíces. Y para que luzca más bonito, pulveriza sus hojas con agua templada una o dos veces por semana.
Como crece muy rápido, llegando a alcanzar los dos metros de altura, es importante que lo cambies de maceta a menudo para que tenga suficiente espacio para crecer.
Monstera: una tropical con gancho
Todo un clásico en las casas de los años 70, la Monstera, también conocida como costilla de Adán, ha vuelto por la puerta grande. Sus grandes hojas agujeradas son su seña de identidad y su mejor baza decorativa. Esta belleza exótica ha hecho que escale puestos en Instagram y se acerque al hasta ahora imbatible ficus. Aunque es relativamente fácil de cuidar, necesita un riego semanal, pero sobre todo pulverizar a menudo sus hojas. Para que esté bonita, colócala en un lugar luminoso con luz indirecta
Poto: el todoterreno
Apto para principiantes, es difícil que esta planta se muera, incluso si la colocas en lo alto de una estantería y te olvidas de ella durante días. Muy frondoso y decorativo, como sus tallos caen hacia el suelo, resulta ideal en una maceta colgante o en un mueble alto. Apenas necesita cuidados y basta con que lo riegues cuando su tierra esté seca, nunca antes.
Sanseviera: una superviviente con poderes
Igual que le pasaba al potos, aunque te olvides de ella, ella no te olvidará nunca. La sanseviera, también llamada lengua de suegra, refresca, humidifica y limpia el aire. Además, necesita poca agua para vivir (una vez al mes durante los periodos de inactividad) y tiene una gran capacidad de adaptación, que hace que sobreviva, la pongas donde la pongas, incluso si es un baño poco luminoso. Esto no significa que no le guste la luz (indirecta, eso sí). Su principal problema, como el de casi todas, es el exceso de riego.
Anturio: el toque de color
Aunque puede ser blanco y rojo, quizás este último sea el más valorado en este momento por dar un toque de color potente y atrevido a cualquier estancia de la casa. Con un riego moderado, una vez por semana en invierno o dos o tres en verano, lo más importante es mantener cierta humedad para crear una atmósfera tropical, para la cual puedes pulverizar las hojas. Si quieres que no pierda su característico color, evita que le dé el sol directo.