Cuando la interiorista Anabel Soria llegó a este piso pequeño, prácticamente de origen, reconoce que "sus reducidas dimensiones, dificultaban imaginar cómo sacarle partido". Al handicap de sus apenas 54 metros cuadrados, se sumaba la petición de la propietaria de sacarle el máximo partido a la cocina, para hacerla más funcional, dado que lo necesitaba para su trabajo de repostera (ocasional).
El primer paso fue determinar un plan de derribo de tabiques para establecer la nueva distribución, tomando la decisión de que la cocina estaría unida al salón-comedor tras eliminar, no solo las paredes que separaban la cocina (independiente y cerrada, en origen), sino también el pequeño pasillo de entrada, creando un espacio de entrada abierto y diáfano.

RETRATO. La interiorista Anabel Soria posa en el salón de este piso pequeño que transformó por completo.
Foto: Raúl Celestino Interiorismo: Anabel Soria Estilismo: Pilar Perea
La cocina debía ser la protagonista de este pequeño piso
La cocina tenía varias esquinas que complicaban su practicidad y la interiorista decidió distribuirla de forma lineal para hacerla mucho más cómoda. Así, también, el ancho del espacio permitió incorporar un frente de armarios altos para escobero, despensa y una pequeña hornacina decorativa para café, "lo que redujo el volumen visual del conjunto", explica la autora de la reforma de este piso pequeño.

COCINA. Encimera de piedra natural. Electrodomésticos, de Balay. Grifería, de Ramón Soler.
Foto: Raúl Celestino Interiorismo: Anabel Soria Estilismo: Pilar Perea
La cocina destaca por el protagonismo del color blanco, combinado con detalles en dorado, en los tiradores y la grifería. Por su parte, la encimera de piedra natural aporta calidez y armonía. Dicha nueva distribución definió también la del salón-comedor, haciendo que los tres ambientes se integren en un espacio más amplio y abierto, potenciando la entrada de luz natural al acceder al piso.

COMEDOR. Mesa, de Kave Home. Sillas, de Sklum. Lámpara colgante, de Zara Home.
Foto: Raúl Celestino Interiorismo: Anabel Soria Estilismo: Pilar Perea
Salón y comedor integrados con la cocina abierta
La zona del comedor la protagoniza una mesa redonda que se eligió extensible para cuando lo requieran determinadas ocasiones, familiares y con amigos, pero para el día a día tiene una capacidad de cuatro personas. Y entre el acceso a la terraza y el comedor se situó el salón, con un sofá con chaiselongue y arcón, pensado para maximizar el almacenamiento, dadas la dimensiones de la vivienda.

SALÓN. Cojines del sofá, de Pepe Peñalver.
Foto: Raúl Celestino Interiorismo: Anabel Soria Estilismo: Pilar Perea
En la pared frente al sofá es donde se colocó la televisión colgada a modo de cuadro, logrando que resulte más ligera y no sobrecargue el ambiente. En la parte inferior, hay un mueble cerrado que sirve de soporte para elementos decorativos y plantas, y por encima del televisor, unas sencillas baldas voladas para libros.

SALÓN. Mueble televisión, de Ikea. Lámpara roja de sobremesa, de Zara Home.
Foto: Raúl Celestino Interiorismo: Anabel Soria Estilismo: Pilar Perea
Continuidad visual con el pavimento hacia la zona privada
A la zona de noche se accede cruzando la puerta que hay en esa misma pared y que separa la cocina del salón. Teniendo en cuenta la reducida superficie de la casa, se necesitaba generar continuidad a través del pavimento, común en todas las estancias, incluido el baño. Se trata de un suelo laminado con diseño clásico de espiga.

BAÑO. Suelo laminado, de Faus.
Foto: Raúl Celestino Interiorismo: Anabel Soria Estilismo: Pilar Perea
Por su parte, el baño se amplió aprovechando parte de la antigua galería de la cocina, cerrándose por el lado de esta y abriéndose hacia el baño. De hecho, la antigua galería es donde está instalada la ducha, cuyo interior, al igual que el resto del baño, se ha revestido con un porcelánico que imita el mármol blanco. Para crear contraste, la grifería, los perfiles y los accesorios se eligieron en color negro.

DORMITORIO. Cojines de la cama, de Pepe Peñalver.
Foto: Raúl Celestino Interiorismo: Anabel Soria Estilismo: Pilar Perea
En los dos dormitorios destacan las mismas bases neutras y sencillas, en tonos blancos para los muebles o el beige del cabecero, que permiten aportar color a través de los textiles. Es más, "a la propietaria le encanta cambiar las tonalidades según la temporada o las tendencias", explica Anabel Soria, facilitando de esta manera la posibilidad de personalizar el ambiente a su gusto.
"La propietaria necesitaba una cocina más funcional, ya que, además de su trabajo, disfruta de la repostería como afición y se dedica a la venta de tartas en ocasiones especiales" _ Anabel Soria