Esta casa se hizo en poco más de un año, tanto la construcción como el amueblamiento y la decoración. Los propietarios -una familia con dos hijos- solicitaron esta premura y consiguieron cumplir uno de sus principales deseos con el resultado de una casa de 380 metros cuadrados. La autora del proyecto, Anna Kashentseva, fundadora del estudio Kann Buro, la define con "un espíritu de vivienda japonesa, que parece muy simple a la vista, pero está bien pensada".
De hecho, cuando ella llegó a la propiedad, la casa estaba en proceso de construcción de la mano de un colega del sector y ella fue quien se encargó de la decoración interior. Lo primero que hizo fue analizar la distribución establecida por el arquitecto, llegando a la conclusión de que la forma y ubicación del edificio estaban influenciados por el terreno y la orientación de los puntos cardinales. Sobre el plan original, ella hizo unas pequeñas modificaciones extras.
La casa se distribuye en dos plantas. En la baja se encuentra la sala de estar, la cocina, el baño de visitas y el despacho, todos ellos con ventanas que dan al patio y al jardín. Hay que destacar la sala de estar, un espacio impresionante de doble altura de seis metros. Y en el primer piso se ubicaron los dormitorios con baños y vestidores independientes.
La madera es la protagonista de los interiores
Como el objetivo principal era fomentar la sensación de confort y tranquilidad al crear el interior, la arquitecta no utilizó soluciones de contrastes. Es más, la madera se convirtió en uno de sus aliados al utilizarla en forma de listones, de chapa con dibujo natural, etc. Y en cuanto a la paleta cromática, se centró en tonos naturales y sosegados que recuerdan a los campos de trigo maduro en verano.
Todos los muebles de la casa se hicieron a medida según sus bocetos y encargados a diseñadores y carpinteros. Y lo mismo sucede con las puertas y los rodapiés, hechos por encargo para ser únicos.
Para no perder altura del techo de los dormitorios, todas las instalaciones y aires acondicionados se colocaron en los vestidores, pasillos y áreas de servicio. Con este mismo propósito, se utilizaron lámparas de acento empotradas en las habitaciones. Y es que para la arquitecta, uno de los roles más importantes lo juega la luz, siendo "importante pensar hacia donde se dirigirá la luz de cada lámpara y cómo cambiará el espacio con los diferentes escenarios de iluminación".
El recurso particular que utiliza Anna Kashentseva en los interiores de estilo moderno es el contraste de texturas, materiales y colores, ya que, dice, lo más difícil es crear profundidad e infundir historia en el proyecto cuando se dispone de un conjunto de técnicas bastante limitado.
"En este proyecto, todo salió según lo planeado. Me encanta que este interior, con su atmósfera, recuerde a un campo entero de trigo maduro, como si caminaras acariciando las espigas con la mano" _ Anna Kashentseva