Esta finca reinterpretada, situada en la ladera de un tranquilo valle, se encuentra en una carretera sin asfaltar, a poca distancia de la pintoresca aldea de Forada (Ibiza). La historia de Can Frit es una historia de lucha y solución, en la que las limitaciones cultivaron un nuevo sentido de la creatividad. 

El resultado es una casa que nace de las limitaciones inherentes – históricas, burocráticas y materiales–, pero que rebosa de ideas e ingenio. Encargado de continuar un proyecto de restauración y ampliación ya en marcha, los arquitectos Jaime Romano y María Osa se encontraron con su primer obstáculo cuando las autoridades locales rechazaron repentinamente el plan de construcción. 

Ya limitado por el valor histórico de la granja original de tres siglos de antigüedad, se reajustó cuidadosamente un nuevo plan para salvar la esencia de la visión inicial, fusionando al mismo tiempo un diseño moderno y neutro con la estructura tradicional de piedra y madera de sabina. El resultado es una casa de verano que puede adaptarse a los cambios estacionales, pero que mantiene su carácter de lugar de convivencia en temporada alta. 

Piscina desbordante casa ibiza piedra

El primer reto era la conservación, garantizar que los vestigios de la finca original fluyeran a la perfección con elementos de diseño más contemporáneos –el arquitecto modificó los colores y las texturas de la madera y la piedra–. 

Hubo que encontrar un equilibrio entre el mantenimiento de las gruesas paredes ibicencas y la sensación de apertura. Los retos, las limitaciones y las contradicciones ocasionales se afrontaron con una mentalidad abierta y se gestionaron con pericia

- Jaime Romano y Roberta Jurado, arquitecto e interiorista

En los dormitorios inferiores, se limpió, selló e impregnó de un color arena la cantería tradicional de estilo fenicio. Los techos con vigas de madera de sabina y un pilar central se lijaron y barniza ron con un trata miento al agua para darles un acabado más claro. Grandes puertas de estilo brasileño realzan el lugar. Al iluminar los interiores, el efecto es al mismo tiempo orgánico y sorprendentemente moderno. 

Un cuarto de baño, construido en el lugar de la cocina original de la finca, cuenta con un horno de leña bellamente restaurado, reutilizado en una cúpula de luz. Los amplios espacios interiores cuentan con paredes de ventanas que pueden abrirse y dejar entrar el aire del bosque y las vistas. 

 

Casa ibiza espacios abiertos interior moderno blanco

El nivel superior, que también sirve de entrada principal, es una espaciosa sala en forma de L donde la cocina, el salón y el comedor se funden en uno. Detrás de una puerta corredera se esconde una cocina trasera de diseño ingenioso, con un aire veraniego muy relajado, mientras que las lámparas, las obras de arte y los muebles lo combinan todo con gusto.

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Manolo Yllera Estilismo: Amaya de Toledo

Muros de piedra ibicencos

El acceso a la finca por el área de la piscina enamora la vista nada más entrar en casa. Es una idea perfecta para ganar sensación de amplitud y frescor.

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Una casa que mira al sur

Las fincas históricas suelen estar orientadas hacia el interior, pero Can Frit subvierte respetuosamente esta norma y se orienta hacia el sur. Paisajismo de Jaume Guasch. Carpintería de aluminio de Industrias Mairata.

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Salón con cocina abierta

Mobiliario, decoración e iluminación procedente de Box 3. Taburete de Can Castello; los rojos son de Mon Château en Espagne. Cocina de Poliform, en Box 3. Electrodomésticos de Gaggenau. Obra de arte de Vicente Ganesha. Adquiridos en Box 3: lámpara de pie de vidrio y madera de roble, de Brokis; sofá, de Piero Lissoni para Living Divani; cojines de rafia de Valentina Hoyos; y mesa de madera rústica. Los cojines de pelo de cabra, de Maison de Vacances, y la cerámica vintage de los años 60 proceden de Los Enamorados Ibiza.

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Piscina rodeada de árboles

Sillones, de Moroso, en Can Castello. De este punto de venta procede la mesa. Jarra y vasos vintage, de Mon Château en Espagne. Paisajismo de Jaume Guasch. Muebles de Box 3.

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Pasillo acristalado

Pasillo con majestuoso olivo al aire libre: una buena solución para disfrutar de luz natural. La propuesta de disponer un olivo es ideal, ya que es típico de las islas.

Dormitorio rústico con vistas

Este proyecto enfrentó un sinfín de limitaciones que Jaime Romano y María Osa solucionaron de forma espectacular. Se buscó un equilibrio entre el mantenimiento de las gruesas paredes ibicencas y la sensación de apertura. El mejor ejemplo de ello es el dormitorio principal, donde las ventanas de las paredes orientadas al sur y al oeste se abren completamente, se retraen dentro de las paredes y exponen la mitad de la habitación a la brisa veraniega y el sol dorado de la tarde.

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Paredes de piedra y techos de madera

Pared de piedra, estructura antigua y techo de madera de enebro. Cojines y cubrecama de Ábbatte. Obra de arte de Vicente Ganesha. Sillas Acapulco. Obra de arte Couplé, de Carmeno Martos, en Vicente Ganesha. Alfombra marroquí, de Box 3, al igual que la cama tapizada, de Ivano Redaelli. Espejo de madera reciclada, de Can Castello.

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Piedra en un baño de diseño

El antiguo horno oculto nos devuelve a los viejos tiempos. Alfombra y espejo de Box 3. Encimera de mármol de Huguet. Jarrón de The Floral Studio.

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Dormitorio de invitados

Cama tapizada con lino de Gervasoni, diseño de Paola Navone, en Box 3. Del mismo punto de venta son la manta y el arte. Cojines decorativos de lino, de Ábbatte. Cerámica vintage con flores, de The Floral Studio. Manta de lana virgen vintage, de los años 60, comprada en el mercado de Sant Jordi de Ibiza, al igual que la mesita hecha con un tronco de madera. Óleo de la artista Rosana Casano. Lámpara Tolomedo, de Artemide.

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Comedor de exterior moderno

En Can Frit han instalado un espacio de comedor al aire libre en altura y con unas vistas excelentes al bosque. ¡Mejor, imposible! Mesa y sillas de Kettal, en Box 3. Cerámica vintage con flores de The Florals Studio.