Como suele pasar muchas veces en las viviendas de nueva construcción, es que los acabados de origen propuestos por la constructora resultan muy impersonales. Y en esta no fue una excepción. Los propietarios estuvieron de acuerdo en llevar a cabo una reforma integral "para enriquecer el entorno del espacio y aportarle la personalidad que le faltaba a la vivienda", explican desde el estudio de Blanca Sánchez Interiores, autores del proyecto.
En apenas tres meses se logró cambiar la distribución, las carpinterías, los suelos, y los revestimientos de baño y cocina, además de aportar el toque final con la decoración y el mobiliario. Para la interiorista, la clave se centra en que en cada estancia, hay algo (un papel, un mueble, un elemento decorativo...) que representa el inicio de toda la decoración que la compone, convirtiéndolo en el punto fuerte del espacio.
El mayor cambio en la distribución se centró en reducir el número de habitaciones y hacer que la principal tuviera un vestidor anexo. El otro dormitorio, el de invitados, situado también en la planta superior, se plantea igualmente como una suite. En general, la vivienda presume de espacios amplios y muchísima luz, siendo el salón el espacio que más les gusta y utilizan los propietarios, una pareja joven de empresarios.
Con la reforma, han conseguido tener una vivienda donde encuentran el equilibrio y la armonía adecuados a su estilo de vida y que les hace desconectar y relajarse de su ajetreado ritmo de trabajo diario. Además, el enfoque que la interiorista transmite en sus proyectos salta a la vista y eso que no siempre le resulta fácil plantear un estilo clásico con ese punto rebelde y ecléctico que a veces plantea a los clientes para incitar a que se atrevan a arriesgar con el color o a mezclar piezas de mobiliario.
El mayor reto fue conjugar con armonía un estilo clásico con la arquitectura moderna de la vivienda