En España, el techo de muchas viviendas dice más de lo que parece. Según el interiorista Marc Escrivá, de Escrivá Studio, hay un error que se repite una y otra vez en casi todos los hogares: "colocar focos en el techo sin ninguna justificación". Lo habitual - y según él, lo erróneo - es que se repartan de forma simétrica, en línea recta o en cuadrícula, como si fueran una fórmula matemática que siempre encajará. Pero la realidad, asegura en uno de sus vídeos de TikTok, es que esa colocación aleatoria o genérica, no solo es poco funcional, sino que puede resultar incluso "grosera".

Escrivá, que acumula miles de seguidores en sus redes sociales, señala en dicha publicación esta práctica tan común a la par que descuidada. "Poner focos por poner, sin una intención clara, no tiene sentido. Hay que justificar cada punto de luz, si no, queda mal, molesta y no genera el ambiente adecuado", explica con contundencia. Su enfoque está lejos de las soluciones estándar. Él defiende una iluminación pensada al milímetro, adaptada al uso real de cada espacio, e incluso a la atmósfera emocional que se quiera conseguir.

Menos focos y más intención

Para Marc Escrivá, iluminar una casa no es solo una cuestión técnica, sino casi emocional. "Es uno de mis proyectos, justifico cada foco en una zona concreta, donde quiero generar un punto de luz específico", detalla. Esa luz puede coincidir con una lámpara suspendida, puede reforzar una zona de lectura o marcar el perímetro de una mesa de comedor, por ejemplo. Pero lo importante, es que cada punto tenga un porqué: "El foco no debe estar porque sí, sino porque tiene un objetivo: dar luz sin molestar, resaltar sin invadir".

En lugar de llenar techos de focos como si fueran plafones de aeropuerto, Escrivá apuesta por una planificación cuidada. Por ejemplo, en zonas de trabajo, coloca "dos focos juntos, uno al lado del otro", para garantizar una iluminación precisa, pero también cálida. En cambio, en zonas de paso o rincones sin función específica, no duda en prescindir de la luz directa. "Ahí me gusta el dramatismo, me gusta la sombra que se genera". Y es que no todo tiene que estar iluminado. La sombras también forman parte del ambiente. 

Una ruptura con la iluminación uniforme

Proyecto Moraima de Escrivá Studio
Foto: @escrivastudio

Este enfoque, que propone el interiorista, rompe con la obsesión generalizada por la iluminación uniforme. Para Escrivá, más no es mejor. De hecho, muchas veces menos es más, siempre que haya una intención detrás. Y es que iluminar una casa puede ser como componer una escena, hay que saber dónde poner el foco - literalmente - y dónde dejar que la penumbra hable. Así, la luz usada, no solo permite ver, también crea atmósferas, marca ritmos y aporta sofisticación.

En definitiva, el interiorista nos invita a repensar la forma en la que usamos los focos en casa. No se trata de renunciar a ellos, sino de usarlos con criterio. Antes de colocar un punto de luz, pregúntate: ¿para qué?, ¿Dónde? Y sobre todo, ¿por qué? Porque como demuestra Marc Escrivá en sus proyectos, una iluminación pensada puede transformar por completo un espacio. Y un simple foco mal puesto, también.

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