En el universo del interiorismo, pocos colores despiertan tantas opiniones encontradas como el blanco. Para algunos, es sinónimo de amplitud, pureza, serenidad; para otros, un tono rígido, frío, impersonal e incluso muy aburrido. Pero para la interiorista Celia Izquierdo, de Antic & Chic, el blanco es más que un color neutro, es un elemento clave para construir espacios equilibrados, vivos y llenos de matices. "El blanco es un perfecto armonizador y solamente resulta frío para quien no sabe combinarlo con las texturas y colores adecuados", afirma en una de sus publicaciones de Instagram.
A través de las redes sociales, Celia se muestra sus proyectos y su defensa sobre que una casa debe ser el retrato íntimo de quien vive en ella. Se considera una creativa multidisciplinar que convierte aquellos lugares en los que trabaja en espacios que emocionan, con alma, donde el blanco tiene su propio lugar. Así, además de enseñarnos su trabajo, también nos aconseja que este tono "es la mejor base para que todo lo demás consiga encontrar su lugar, sin molestar a los otros colores, sin modificar los tonos de los colores de alrededor".
Hemos hablado personalmente con ella para profundizar en este defensa apasionada del blanco, conocer sus claves para sacarle todo el partido y desmontar algunos de los mitos que lo rodean. Porque como ella misma dice, "los amantes del color sabemos la importancia que tiene el blanco". A lo largo de la charla, nos adentramos en su visión profesional ante esta tonalidad, en su habilidad para transformar espacios y en su aparente sencillez que, bien entendida, esconde una enorme riqueza estética.
El blanco como armonizador

Foto: BELÉN IMAZ INTERIORISMO: EVA MARAVER REALIZACIÓN: PETE BERMEJO
Cuando Celia Izquierdo habla del blanco como un "perfecto armonizador", o hace desde una perspectiva técnica pero también emocional. "El blanco no solamente nos ayuda a amplificar los espacios, a multiplicar la luz natural, sino que además combina con todo y aporta sensación de serenidad y paz", explica. Para ella, es el punto de partida ideal, ese "lienzo en blanco" desde el que se puede construir cualquier estilo. En interiorismo, esta cualidad lo convierte en una herramienta poderosa: permite destacar texturas, suavizar colores fuertes o ser el hilo conductor que da coherencia a una composición.
¿Por qué a veces se percibe el blanco como un color frío?
Una de las críticas más frecuentes hacia el blanco es su supuesta frialdad. Sin embargo, Celia es clara: "el blanco de por sí no es frío, es neutro; es lo que le rodea lo que puede alterar su percepción". El error, según ella, está en no tener en cuenta factores fundamentales como la orientación del espacio o la calidad de la luz. "Puede variar según la orientación de tu casa, si es norte o sur, si tienes mucha luz o poca luz natural, incluso si un árbol frente a tu ventana proyecta una luz verdosa", señala. Para evitar que un espacio blanco se sienta impersonal, es fundamental acompañarlo de elementos que lo arropen y personalicen.
Texturas y materiales que "calientan" el blanco

Foto: Lourdes Martínez Nieto Arquitectura y Diseño
El truco para lograr un espacio blanco acogedor, reside en las texturas. "Sin duda, el uso de materiales cálidos como las fibras naturales, lino o rafia, la madera en tonos medios, el dorado mate, las molduras en las paredes... Todo lo que no sea cristal, cromo, cemento o superficies demasiado brillantes", detalla Celia. Estos elementos aportan contraste y calidez, y permiten que el blanco deje de ser un fondo plano para convertirse en un elemento vivo que interactúa con el resto del espacio. La clave está, como siempre en interiorismo, "en el equilibrio entre todos los elementos que usemos".
Colores que lo potencian
A la hora de combinarlo, el blanco es increíblemente versátil. Puede servir tanto de soporte como de protagonista. Si lo que se busca es destacar el blanco, "el color ideal es el negro", apunta Celia. "Me encantan los suelos en damero o los mármoles como el Calacatta con fuertes vetas oscuras sobre fondo blanco, crean un efecto 'wow' y además son atemporales". Por otro lado, con colores suaves, el blanco se funde, mientras que con colores intensos, "se revela como una galería de arte, dispuesto a destacar cualquier color que pongamos sobre su superficie".

Aparador de Roche Bobois. Cerámica de Living Retro by Judith San Quintín. Apliques de El 8, en El Rastro. Alfombra de Kilombo Rug. Cuadro de FHE GALLERY
Foto: Fhe.es Realización: Paloma Pacheco Turnes
Elegir el blanco adecuado: cuestión de matices
El blanco tiene múltiples versiones: tiza, perla, roto, hielo... ¿Cómo elegir el más adecuado para cada espacio? Celia lo tiene claro: "En cada obra hacemos pruebas con los diferentes tonos de blanco hasta encontrar el perfecto". No se trata solo de una decisión estética, sino de cómo interactúa el color con la luz y los elementos del entorno. "Generalmente, existen blancos con subtonos cálidos que son ideales para espacios con luz fría, mientras que si tenemos mucha luz cálida y materiales cálidos, podemos ir hacia un blanco con subtonos más fríos", explica. La clave, una vez más, está en el equilibrio.
La interiorista nos recuerda, de esta forma, que el blanco - lejos de ser una elección fácil o impersonal - requiere un profundo conocimiento del espacio, de la luz y de los materiales. Bien trabajado, se convierte en el mejor aliado para crear ambientes luminosos, armónicos y llenos de carácter.