¿Qué pasaría si el futuro de nuestras ciudadesdependiera de una fórmula sencilla: ver 3 árboles desde casa, alcanzar un 30% de cobertura arbórea y vivir a menos de 300 metros de un espacio verde? Esa es la propuesta del profesor holandés de silvicultura urbana Cecil Konijnendijk, quien en uno de sus vídeos más virales plantea la necesidad urgente de reconectar con la naturaleza mediante la regla 3-30-300. Este concepto, basado en investigaciones científicas como las evidenciadas por el NBSI (Nature Based Solutions Institute), no solo responde a la crisis climática, sino que también ofrece una hoja de ruta hacia una vida urbana más sana y feliz.
La silvicultura urbana plantea que la ciudad puede entenderse como un bosque, donde las personas y árboles, forman una unidad inseparable. El vídeo comienza con un escenario desastroso: una ciudad sin árboles, donde el calor es insoportable, las calles están en silencio y el único árbol que queda se ha convertido en una reliquia. "Ahí está", dice Konijnendijk, "un ser mágico: el árbol. El único árbol que queda en tu ciudad". Es una imagen impactante en nuestra imaginación, ¿verdad? Pues todavía estamos a tiempo de evitar, si actuamos ahora.
La regla 3-30-300
El profesor menciona la regla 3-30-300 como un marco claro para una planificación urbana más verde, pero, ¿de qué trata realmente? El primer punto es el 3: todas las personas deberían ver al menos tres árboles grandes desde su hogar, lugar de trabajo, escuela u hospital. Esto no es solo una cuestión estética, sino que tiene un gran impacto en la salud mental. "¿Realmente ves los árboles? ¿Los ves como los seres mágicos que son, por todo lo que hacen por nosotros?" Él insiste en que los árboles refrescan el aire, fomentan la biodiversidad y nos inspiran.
El poder de la sombra y el acceso a la naturaleza

Foto: Sofitel Legend Metropole Hanói
El segundo número, el 30, se refiere a la cobertura arbórea, es decir, que cada barrio debería tener al menos un 30% de su superficie cubierta por copas de árboles. Según un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona, alcanzar este porcentaje puede reducir la temperatura urbana hasta en 1,5 grados Celsius. Puede parecer poco, pero el impacto sería crucial. "Gracias a la sombra y el efecto de enfriamiento, podríamos salvar a un tercio de las personas que mueren prematuramente durante una ola de calor", explica Konijnendijk.
El tercer número, el 300, implica que nadie debería vivir a más de 300 metros de un espacio verde de calidad. El acceso a la naturaleza mejora la salud tanto física como mental, fomenta la vida en comunidad y ayuda a mitigar los efectos del calor urbano. "Podemos crear barrios muy diferentes", comenta el profesor. "Una ciudad futura donde sales de tu casa, saluda al árbol de la puerta... caminas por un bosque callejero hasta un pequeño bosque urbano cercano".
Las ciudades del futuro
Esta visión parece que ya está dando sus frutos. Ciudades como Malmö, en Suecia, han integrado ya la regla 3-30-300 en su plan maestro, enfocando la plantación de árboles en las zonas más vulnerables. En Mount Pleasant, Australia, un grupo de vecinos consiguió por fin un parque tras años de lucha. Incluso en Países Bajos, algunos promotores están desarrollando nuevos barrios definidos como "barrios 3-30-300". Para lograrlo, eso sí, requiere un esfuerzo conjunto: "Requerirá acción comunitaria... grupos ciudadanos trabajando juntos, no solo plantando árboles, sino también gestionándolos", advierte el profesor.
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