¿Quién dijo que las cocinas de madera tenían que ser rústicas?

Olvídate de la imagen que tenías de ellas y comprueba cómo se sienten igual de cómodas en una decoración de interiores moderna, nórdica o de aire industrial

Elijas la opción que elijas, la ventaja es que no perderán su seña de identidad más preciada: la calidez. ¡Querrás cambiar la tuya!

Una cocina de madera que se sale del estilo rústico
Una cocina de madera que se sale del estilo rústico

Vinculadas al estilo rústico o al clásico, hoy las cocinas de madera se reinventan, buscando en las casas urbanas actuales el lugar privilegiado que ostentaron. Tanto en cocinas pequeñas, como familiares o abiertas al resto de la casa, la madera ayuda a diseñar un espíritu cálido, envolvente y ¡moderno!, siempre que evites los acabados demasiado anticuados. Para una apariencia contemporánea, no dudes en combinarla con otros materiales, como mármol o acero inoxidable, e incorpora accesorios como tiradores cromados, encimeras sintéticas y elementos negros, para que tus muebles respiren aire fresco.

De esta manera, la madera, un material robusto y noble por excelencia, combina perfectamente con los muebles de cocina negros para dar un toque industrial. El blanco o el mármol proporcionará un aspecto escandinavo, en cuanto al acero inoxidable, les hará pasar inmediatamente al rango de cocina profesional. Para un ‘total look’, favorece las líneas limpias, rectas o incluso simétricas, mientras que, para imprimir al ambiente un aire moderno, opta por puertas sin tiradores o casi invisibles.

Aunque las más usadas para el mobiliario de cocina son las de roble, haya o nogal, lo importante es que se trate de una madera de calidad, con el grosor y la resistencia suficiente para que te sientas a gusto y trabajes bien en ella durante muchos años. Puedes elegir entre maciza (la opción más cara) o chapada, de aglomerado o MDF. Sin olvidar los modelos laminados, unos imitadores (casi) perfectos. 

 

19 cocinas decoradas con madera

 

Sobre el autor

Lola Marquez

Periodista

Llegué al mundo de la decoración y el diseño de casualidad y me quedé para siempre. Y, a pesar de que han transcurrido muchos, muchos años (como en los cuentos), sigo viendo, leyendo y, por supuesto, escribiendo con la misma ilusión y las mismas ganas. He tenido etapas, como todas, he cambiado de estilo y he sustituido en mi corazón ‘deco’ los suelos de madera por el papel pintado, aunque sigo guardando un lugar especial para un buen sofá: será cosa de la horizontalidad. También he comprobado que el amor verdadero por la decoración se pega y se transmite de generación en generación. Para comprobarlo, basta con ver las habitaciones de mis hijas y recordar el recibidor de mi infancia.

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