El tamaño (70 metros cuadrados), la ubicación, y las espectaculares vistas, a la emblemática y vanguardista casa-taller del arquitecto Konstantin Melnikov, fueron las razones por las que el joven propietario decidió hacerse con este piso en el centro de Moscú.
De hecho, tal como relatan las diseñadoras al mando del proyecto, Snezhana Tcutcaeva y Evgeniya Dubrovskaya, “la Casa Melnikov se convirtió en la inspiración para la creación y decoración de la vivienda”. Así, aparecieron en el espacio las líneas limpias, las formas geométricas y el color blanco propio del constructivismo.
La distribución fue uno de los mayores retos a los que se enfrentaron las interioristas. Inicialmente, el piso tenia forma de trapezoide irregular, una distribución que no gustaba nada al cliente. Se transformó la planta, dando como resultado una división en dos zonas: por un lado, la parte más privada con el dormitorio y un amplio baño, y por el otro, el salón con una cocina abierta.
Una de las ventajas indiscutibles de la vivienda es la presencia de una gran cantidad de ventanas y alféizares bajos, que se han utilizado con el máximo beneficio. No solo son cómodos para sentarse, sino que también tienen compartimentos para libros y enchufes, así que se puede crear una pequeña biblioteca o simplemente encender una lámpara para crear ambiente.