La razón que impulsó a los propietarios a adquirir esta vivienda que, sin duda, la terraza con vistas a la playa de la Zurriola, en el barrio de Gros de San Sebastián. Y aunque se encontraron unos interiores en buen estado, había que actualizarlos y para ello se pusieron en manos del estudio de Ainhoa Ibarreche quien llevó a cabo la reforma integral.
Se respetaron algunos elementos originales, como la puerta de entrada y las molduras de algunos techos, pero sobre todo el gran reto fue optimizar el espacio, ya que en origen había dos dormitorios y los nuevos dueños querían tres. La solución fue eliminar el pasillo y conectar todos los espacios para dar mayor amplitud y luminosidad.
Nueva distribución conservando elementos de origen
Sobre una planta cuadrada se distribuyen los 85 metros cuadrados del piso y desde la entrada se accede de frente directamente a la zona de día, completamente diáfana, con la cocina abierta al salón y comedor, tal como pedían los propietarios. Los grandes ventanales que conectan con la terraza aportan muchísima luz a esta zona que se considera el eje central de la convivencia familiar y de reuniones con amigos.
En este espacio, las molduras de los techos, de origen, ayudan a delimitar los diferentes ambientes y representan un guiño a la arquitectura del edificio. Así, muebles antiguos y piezas heredadas conviven con otras más actuales para crear un hogar único y personal lleno de armonía.
La nueva distribución, al prescindir del pasillo, exigía que resultara ordenada y Ainhoa Ibarreche encontró la solución ideal para que las puertas no rompieran con la estética del salón. ¿Cómo? Se diseñaron dos puertas ocultas en la pared, perfectamente integradas. Una, en la pared revestida de papel textil, entre listones negros, junto al televisor y la otra en la pared blanca, al lado, y continuando con el rodapié de toda la casa.
"Fue la terraza y sus vistas lo que enamoró a los clientes y por lo que se decidieron a comprar esta vivienda" _ Ainhoa Ibarreche