Debido a la presencia de un amplio vestíbulo central, las entradas de luz y ventilación originales se encontraban únicamente en las habitaciones, mientras que el pasillo que unía toda la vivienda carecía de vida.

La clave de la reforma de este piso de 77 metros cuadrados ubicado en el corazón de Bilbao se ha centrado precisamente en integrar los espacios del lugar para aprovechar la luz natural y diferenciarlos visualmente sin cerrarlos por completo.

El estudio de interiorismo de Raquel González ha sido el responsable del proyecto de esta vivienda que ahora cuenta con una cocina que incluye lavandería y un área destinada a office y dos comedores, uno para uso diario y otro para ocasiones espaciales. La casa se complementa con dos dormitorios y un baño.

Finalmente, el estilo general del apartamento combina elementos clásicos y modernos, destacando especialmente las piezas seleccionadas por la cliente y el toque añadido a través del papel pintado de algunas estancias. La paleta de colores se mueve en tonos neutros para dar lugar a algunos muebles clásicos de tonos más fuertes. Con todo esto, el resultado de la casa ha quedado tal que así: