La creadora digital Esther Martínez nos abre las puertas de su casa, una vivienda barcelonesa
cuyo proyecto de arquitectura y decoración es obra de la interiorista Anna Alegre, de Anna Alegre Studio. “Siempre imaginamos reformar una casa típica de las ciudades textiles, con una estructura y dimensiones muy características. Habíamos dibujado cómo sería ese hogar ideal, y después de años de búsqueda, la encontramos. Era una edificación de 1923 que había sufrido varias reformas, aunque mantenía su esencia original, la de las casas inglesas, y nos hicimos con ella”, cuenta satisfecha Esther. Y se puso en manos de Anna Alegre, quien, siguiendo los deseos de la influencer y su familia, estudió cómo sacar el máximo partido a las singulares medidas de la casa (4-4,5 metros de ancho, con una longitud considerable y un patio trasero).
“Los nuevos propietarios querían mantener la distribución y lo respetamos en gran media, aunque tuvieron que hacer algunas concesiones”, asegura la interiorista. Para cumplir sus deseos, se decidió dar importancia a la altura de la planta baja, para hacer que la luz del patio entrase lo máximo posible
en el interior. Y, aunque Esther y su familia estaban enamorados de los arcos existentes, por cuestiones de altura, hubo que diseñar unos nuevos que encajaran en el espacio. “Además de
crear estos, incluimos otros en la pared, a modo de estantería, tanto en el comedor como en el salón. De esta manera, la forma geométrica del arco se convertía en el elemento estrella de la reforma y hubo que darle armonía para que conviviera y funcionara estéticamente”, comenta la interiorista.
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Consola, de los propietarios. Cuadro, de Anna Alegre Studio. Butaca Togo, de Ligne Roset.
Foto: Foto: Montse Garriga. Interiorismo: Anna Alegre.
A la hora de organizar el espacio, se decantaron por mantener la cocina en la planta baja, en un extremo próximo al jardín y totalmente conectada con el comedor, porque es una estancia en
la que pasan mucho tiempo. “Y le aplicamos un color verde oliva para romper con la sobriedad de las paredes (todas blancas)”, cuenta Alegre. También crearon en este nivel la habitación de las niñas: “Priorizamos la practicidad y decidimos instalar allí un espacio infantil diáfano, construido de forma que pueda ser dividido en el futuro. De hecho, todos los ambientes de la casa se han diseñado pensando en que sean espacio de juego y de vida familiar”, añade la interiorista.
Espacios compartidos
La interiorista Anna Alegre, autora del proyecto de arquitectura e interiorismo de esta vivienda, cuenta que “queríamos lograr un hogar de concepto abierto, de cierto aire juvenil, fresco y con toques que recordaran la casa ya existente”. No en vano, sus propietarios llevaban tiempo buscando una vivienda de estas características. Y es que deseaban una casa inglesa, como las que se edificaban
en las ciudades textiles, de arquitectura singular.

Los arcos se han convertido en el elemento estrella de la casa. En este rincón del salón, se usan como estantería. Sofá, de Habitat. Lámpara de techo Vertigo, diseño de Constance Guisset, editada por Petite Friture. Lámpara de sobremesa Pipistrello, de Martinelli Luce. Lámpara de pie, de Marset. Cuadro, de Murmuri Art Contents. Butaca, de los propietarios.
Foto: Foto: Montse Garriga. Interiorismo: Anna Alegre.
Cuando la encontraron, decidieron conservar su distribución, aunque Anna Alegre tuvo que rediseñar algunos elementos, apostó por el color blanco para techos y paredes para convertir la casa en una oportunidad para lucir arte, piezas de diseño y otras adquiridas en viajes. En la planta principal se diseñó un área diáfana, potenciando la luz de patio; aquí también se instaló la habitación de las niñas, una estancia que podrá dividirse llegado el momento, pero que ahora comparten y en la que descansan y juegan.
Un sueño hecho realidad