¿Un hogar puede hacerte feliz? La respuesta es más que evidente y se confirma viendo la cara de orgullo que tiene Anna Ferrer Padilla, hija de la conocida humorista y actriz Paz Padilla, al mostrar en redes sociales la casa que se compró hace tiempo en el centro de Madrid y que durante todos estos meses ha reformado a su gusto. Una vivienda que, aunque pequeña, tiene todo lo imprescindible para hacer feliz a la influencer (que vive con su novio Mario): mucho almacenamiento, un vestidor repleto de armarios, una cocina que se convierte en el centro de las reuniones con sus amigos y numerosos detalles decorativos de lo más especiales. 

Una reforma completa

Después de vivir con su madre a las afueras de la capital (tras su regreso a España una vez terminó la carrera universitaria en Reino Unido), la influencer (que además es socia junto a su progenitora de su propia marca de ropa, Noniná) pasó a vivir de alquiler en el centro de la ciudad. Más de cuatro años después encontró el que era el hogar que buscaba y se lanzó a ser propietaria. Una vivienda antigua donde la joven y su pareja decidieron hacer una reforma completa para adaptarla a sus gustos y sus necesidades. 

Así es como ha dado forma a una vivienda que no es que sea excesivamente grande, pero que tiene todo lo que Anna y Mario precisan para vivir en el que ellos mismos dicen que es su espacio de paz. Un lugar donde son muy felices y que está formado por una cocina que es protagonista (sobre todo su isla) en su conexión con su salón-comedor, un dormitorio principal, dos cuartos de baño y sendas habitaciones que la influencer ha convertido en un vestidor y una zona de trabajo respectivamente. El resultado es un hogar que resulta cómodo, de lo más funcional (sobre todo por el almacenamiento que se multiplica en forma de armarios minimalistas) y con notas decorativas con cierto aire nórdico

La joya de la casa

Sin duda, el centro de la casa viene protagonizado por una cocina abierta con una gran isla; todo un acierto en la reforma, ya que ha sabido sacar mucho partido a una casa que a priori no es que tenga muchos metros cuadrados. No importa si se cuenta con los recursos y soluciones más creativos, como se demuestran en la casa de Anna Ferrer. Además de esta estancia central, otra de las ideas con más acierto de la reforma fue colocar el mismo suelo por toda la casa, tarima que imita madera para otorgar una continuidad de lo más cálida y acogedora y que ofrece una sensación de amplitud. 

Pero, volvamos a su cocina, diseñada con toques modernos en sus líneas depuradas, sus electrodomésticos integrados y un tono gris que añade luz elegante y sofisticación a este rincón  de la casa que cuenta con una pequeña ventana al exterior. De toda la gran isla, merece la pena destacar la encimera volada en todo un alarde estético y funcional (junto con dos taburetes altos) para hacer una zona de comida o de trabajo más informal.

Nunca faltan los espejos en una casa de una influencer

Nunca faltan los espejos en una casa de una influencer

Foto: @annafpadilla

Aires nórdicos con detalles de lo más especiales y personales

La cocina se abre a su vez al comedor y al salón. No es que haya demasiados metros cuadrados, pero con la reforma se ha sabido dar la vuelta a este inconveniente a base de tonos neutros que dan amplitud, espejos decorativos para añadir más metros visuales y paredes en tono blanco y con poco accesorio decorativo. Solo un detalle en forma de cuadro colorido es la nota más personal y divertida en la zona del comedor. Una pieza de arte que se une a los complementos decorativos que Anna y Mario tienen por toda la casa con un denominador común: decoran con su esencia personal. Y es que todos ellos son recuerdos familiares, cuadros de lugares emotivos o regalos muy especiales. 

La amplia isla que sirve como centro de la casa

La amplia isla que sirve como centro de la casa

Foto: @annafpadilla

Además de estos objetos que tienen un gran valor simbólico, la influencer ha querido mostrar su gusto por la decoración con accesorios de diseño que son además tendencia: la alacena de ratán para guardar la vajilla, la lámpara curva del comedor, las luminarias de aire setentero, la butaca y las sillas con tapizado de rizo, el baño con ausencia de los clásicos azulejos (solo en la ducha y de color) o ciertas piezas vintage de aire escandinavo.