"El gotelé nunca ha sido bello, ni siquiera en su origen". Con esta afirmación, Raquel Chamorro, interiorista con más de 25 años de trayectoria en el mundo de la decoración, lanza esta sentencia rotunda hacia una técnica que, durante años, ha vestido las paredes de muchos hogares.
Su trabajo se caracteriza por una sensibilidad estética que busca la armonía entre materiales nobles, distintas épocas y formas limpias. Belleza, pureza y equilibrio son los pilares sobre los que construye sus proyectos. Y en su visión del interiorismo actual, hay algo que tiene claro: el gotelé no tiene cabida.
Desde la revista Interiores, hemos charlado con ella en una entrevista distendida pero cargada de convicción. Chamorro considera que el gotelé, "es una técnica que responde más a la precariedad que al diseño y carece de justificación estética", apostando a su vez por paredes lisas, empapeladas o paneladas con materiales nobles, pero nunca por formas granuladas y compresores".
Ante una supuesta vuelta del gotelé como tendencia, considera que "no debería volver jamás", y frente a él, nos invita a "optar por soluciones que pasan por panelar, utilizar laminados o piedras nobles como cuarcitas retroiluminadas" si buscamos una casa elegante. "La madera en tonos como roble o nogal sigue siendo un imprescindible, combinada con piedra, papel pintado o textiles. Hay infinitas posibilidades para convertir lo común en algo extraordinario".
Adiós al gotelé, ¿para siempre?

Foto: Espacio de Sinmas Studio para Hager en Casa Decor 2023
La interiorista es tajante: "el gotelé está totalmente fuera de tendencia". Y es que en los últimos años, hemos visto cómo esta técnica utilizada en las paredes, ha ido perdiendo peso hasta considerarse, incluso, como una moda desfasada que da sensación de antigüedad a los espacios. "Los interiores actuales exigen acabados limpios, pulidos y perfectamente ejecutados. Aunque hay quienes abogan por su regreso, desde un enfoque vintage, considero que no tiene sentido recuperar algo que nació para ocultar errores. En el diseño, debemos rescatar lo mejor del pasado, aquello que suma,
no lo mediocre", comenta.
En ese mismo sentido, le preguntamos si, en algún momento, podría regresar como una tendencia renovada y tener cabida en hogares modernos. Por el momento, la interiorista, desde su punto de vista, nos explica que "el gotelé se popularizó en la segunda mitad del siglo XX como una solución económica para ocultar imperfecciones, especialmente en promociones de viviendas a gran escala", y a partir de aquí, sentencia: "Hoy, con paredes perfectamente lisas y acabadas, no tiene cabida en un hogar moderno ni elegante. Sin embargo, puede considerarse en un contexto estético muy específico, como el estilo neo-retro o kitsch".
"nunca lo he dejado en un proyecto" - RAQUEL CHAMORRO

Foto: Foto: Renato Navarro Estudio: Ticiane Lima
Desde el punto de vista de interiorista, no debe conservarse en el hogar
"En realidad, mi recomendación es clara: el gotelé no debe conservarse bajo ninguna circunstancia". Como experta en interiores, nos recomienda hacer uso de múltiples formas de eliminarlo o cubrirlo con revestimientos de distintos precios y calidades. "Muchos de ellos son fácilmente aplicables incluso por uno mismo. Si por alguna razón se opta por mantenerlo en un entorno no residencial, como un local tipo loft con techos altos, podría pintarse en tonos oscuros como el antracita, para integrarlo visualmente, pero ese es un concepto completamente ajeno al ámbito doméstico".
Y en el caso de los hogares... "Solo podría llegar a tener un uso muy específico en espacios alternativos, donde se reinterprete con acabados más sutiles y se combine con materiales contemporáneos, aportando un toque nostálgico".

Foto: Syra Coffee
Sobre si el gotelé tendría cabida junto a tendencias actuales
Introducir una pieza antigua en un entorno contemporáneo puede ser maravilloso, "pero jamás incorporaría un acabado que nació para tapar imperfecciones", nos dice. "No quiero imperfecciones en mis espacios, ni deseo disimularlas: busco potenciarlas. Hace uno o dos años surgió el brutalismo como una tendencia que proponía texturas fuertes y agresivas en puntos focales. Pero, como en la moda, no todo lo que se publica merece ser adoptado.
"Mis clientes confían en mí, y sería irresponsable hacerles invertir en algo que desaparecerá en
unos meses" - Raquel chamorro
"Es necesario leer, investigar, viajar, probar… y definir tendencias propias que aporten practicidad, belleza, sostenibilidad e innovación. Rechazo la mediocridad. Además, el brutalismo ya empieza a desvanecerse y nunca encajó del todo en nuestro país", apunta. Y a modo de conclusión y desde un enfoque honesto, añade que: "apoyo las tendencias solo si pueden transformarse en propuestas atemporales. Esa es la base de mi estilo".
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