El irremediable paso del tiempo, las inclemencias meteorológicas, el polvo y la suciedad de las semanas, meses y años que van pasando. Las persianas acumulan toda esa suciedad que es importante eliminar y limpiar cada cierto tiempo; ya sea por una cuestión de higiene y también de practicidad ya que en ocasiones ese cúmulo de suciedad puede afectar al buen funcionamiento de las persianas. 

Sin embargo, en ocasiones la pereza te lleva a no pasar un trapo por ellas por su localización ya que a la hora de limpiar las persianas por la parte de fuera la cosa se complica un poco si no hay un acceso desde el exterior para hacerlo con seguridad. Pero, esta excusa queda en un segundo plano con estas recomendaciones y trucos con los que podrás mantener en perfecto estado tus persianas, tanto si puedes acceder a ellas desde el exterior (si por ejemplo es un bajo o hay un patio), como si no tienes esta suerte. 

Persianas con acceso desde fuera

Persianas con acceso desde fuera

Foto: iStock

1. Limpieza de las persianas con acceso al exterior

Empecemos por la parte más sencilla; dejar impoluta esta parte de la ventana si podemos acceder desde el otro lado de la misma. No hay complicación más allá de bajar la persiana, pero no del todo para que las lamas queden abiertas entre sí y se pueda limpiar también la suciedad incrustada entre las ranuras y que no se ve a simple vista. 

Con un cepillo de cerdas blandas en mano se cepilla bien de arriba hacia abajo. De esta manera se irá desprendiendo poco a poco esa suciedad y ese polvo acumulado todo el tiempo que no se había hecho una limpieza de las persianas de casa. Tras esto, pasamos la aspiradora por cada rincón tanto por dentro como por el exterior. 

El último paso es usar agua y jabón, una combinación realmente efectiva con independencia del material del que sea la persiana (PVC, madera...). Aclaramos cada cierto tiempo la bayeta mojada para que no se acumule suciedad. Una vez limpia (por ambos lados de la persiana) se seca con un trapo seco de algodón y la dejamos como está (sin enrollarla) para que el aire termine de secarla por completo. 

La limpieza se debe hacer con independencia del material de las persianas

La limpieza se debe hacer con independencia del material de las persianas

2. Limpieza de las persianas sin acceso al exterior

Vives en un piso y no tienes acceso al exterior de las persianas. No te preocupes por ello; puedes dejar igualmente limpias como el primer día y de una forma totalmente segura y sin riesgos de caídas (ni se te ocurra intentar hacer de Spiderman por la fachada).

Nada más fácil como abrir el cajón superior donde se enrollan las persianas una vez están subidas y recogidas e ir poco a poco y lama a lama (en este caso es algo más tedioso) limpiando de la misma manera que antes toda la persiana. 

 

 

Limpiando las persianas con un trapo húmedo

Limpiando las persianas con un trapo húmedo

Foto: iStock

3. Paso a paso para una limpieza perfecta de las persianas

Tanto si puedes limpiar esas persianas de forma cómoda por ambos lados, tanto si no tienes acceso al exterior no puedes dejar pasa mucho tiempo sin hacer esta tarea de mantenimiento de las mismas por mucha pereza que te de llevarla a cabo.

Para la limpieza perfecta de las persianas no te olvides de estos pasos (válidos para cualquier persiana convencional sea del material que sea) que harán que esa higiene sea mucho más rápida y efectiva:

 

Persianas con un acceso un tanto complicado

Persianas con un acceso un tanto complicado

Foto: Velux

 

  1. Todo listo: la parte previa para limpiar las persianas pasa por eliminar todos aquellos objetos decorativos (lo primero de todo cortinas), así como muebles que nos entorpezcan el trabajo y que además nos pueden provocar algún que otro accidente doméstico. 
  2. Los restos más complicados: Antes de empezar a quitar el polvo echa un vistazo por si hay suciedad más incrustada o algo pegado que no se irá con una bayeta o simplemente aspirando. Tras quitar esos "pegotes" es hora de eliminar ese polvo acumulado durante meses o años incluso con un plumero, un paño de microfibra, un cepillo de cerdas suaves o la misma aspiradora. Incide especialmente en las pequeñas esquinas más inaccesibles como bordes. 
  3. Turno de un paño húmedo: Ahora es el momento de pasar otra bayeta mojada con agua y jabón por todas las lamas de esa persiana; pero, cuidado si no escurres bien ese trapo ya que el exceso de agua es perjudicial y no quitará bien el exceso de detergente. 
  4. Secado: Para secar, otro paño que esté seco y que se encargue de decir adiós a manchas de agua que hayan podido quedar, así como a un exceso de humedad. Un truco es no enrollarlas de forma inmediata y dejar que el aire las seque por completo antes de dejarlas recogidas.