La eficiencia energética, uno de los conceptos más relevantes en los últimos años, hace referencia a cómo puede minimizarse el desperdicio y el consumo de energía sin comprometer el rendimiento de un hogar. Sobre el papel, la idea parece sencilla. Sin embargo, en la práctica, la situación es muy distinta. Según datos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), en la actualidad, el 80% de las viviendas en nuestro país presentan una baja calificación en este aspecto. Puede parecer alarmante, pero se explica fácilmente: gran parte del parque inmobiliario español, el 58% de los edificios, fue construido antes de la normativa de 1979 que estableció los primeros criterios mínimos en este ámbito. De ahí que muchos inmuebles, aún hoy, sigan contando con ventanas anticuadas e ineficientes que no aíslan como debieran.

En términos generales, un cerramiento es un sistema arquitectónico diseñado para delimitar y aislar un espacio exterior sin necesidad de levantar muros permanentes. Es decir, se trata de un elemento pensado para cerrar o resguardar zonas abiertas –un balcón, una terraza, un porche o un jardín
mediante estructuras fijas o móviles, como acristalamientos, paneles deslizantes o techos retráctiles, que a su vez posibilita su uso los 365 días del año, ampliando los metros útiles del hogar y favoreciendo una conexión fluida entre el interior y el exterior, ya sea de manera parcial o total.

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Cerramientos exteriores que dan continuidad al espacio

Terraza

Disponibles en más de 40 colores foliados y en acabados Fine Structure y Spectral, los perfiles de PVC Vekamotion 82 Vista, de la firma Veka, permiten configurar cuatro hojas de hasta 650 x 270 cm, o dos de hasta 600 x 270 cm.

Foto: Veka

Pero más allá de las cuestiones estéticas y de usabilidad que rodean a los cerramientos exteriores, en realidad estas estructuras se han convertido en aliadas indispensables de los diseños arquitectónicos sostenibles –incluidos los que responden al estándar Passivhaus– porque, además de fabricarse
con componentes respetuosos con el medio ambiente–el aluminio, el PVC y la madera, los materiales más comunes en las carpinterías, son reciclables al final de su vida útil–, posibilitan que las viviendas y edificios gocen del mejor aislamiento térmico y acústico. Y lo que es aún más importante: repercuten de manera directa y muy favorable, a corto plazo, en las facturas de la electricidad y la calefacción.

Espacio interior con tragaluz

La ventana de cubierta plana Maxi Slim (200 x 60 cm) ilumina dos metros en planta sin bastidores intermedios, maximizando la luz natural. De Velux.

Foto: Velux

Aunque pueda parecer sorprendente, cada euro invertido en mejorar el aislamiento de nuestro hogar resulta más rentable que instalar el sistema de climatización más eficiente del mercado. Hasta un 30% de la energía generada por la calefacción o el aire acondicionado puede escaparse por unas
ventanas mal aisladas. Por eso mismo, la instalación de una carpintería y un vidrio de altas prestaciones térmicas, los dos elementos más expuestos y que actúan como barrera entre el interior y el exterior, puede reducir las pérdidas energéticas hasta en un 70%.

Aquí es donde entra en juego la transmitancia térmica, un concepto clave para entender cómo los materiales influyen en la temperatura de nuestro hogar. También conocido como valor U y medido en W/m2K, indica la capacidad de las perfilerías y los vidrios para regular las ganancias y pérdidas
energéticas: cuanto más bajo es dicho valor, menor es la fuga de calor en invierno y la intrusión de temperaturas altas en verano, lo que se traduce en una temperatura más estable todo el año y un menor consumo energético.

Galería cerrada

Ideal para grandes zonas acristaladas (hasta 430 x 260 cm y 275 kg por hoja), Soleal permite crear
correderas con hasta cuatro raíles de base y tres en esquina. De Technal.

Foto: Technal

En cuanto al vidrio, los de cámara, con doble acristalamiento –dos hojas de vidrio separadas por una cámara de aire o gas argón– o triple –con una hoja y cámara adicional–, han reemplazado a los monolíticos. Cuanto mayor sea su grosor, mejor aislamiento ofrecerá, por lo que se recomienda un espesor mínimo de 4 mm por hoja y una cámara de entre 6 y 16 mm de ancho. Eso sí, dependiendo de la localización del inmueble y las necesidades particulares, también puede ser útil incorporar un
tratamiento especial a una de sus láminas: el bajo emisivo es ideal para viviendas en zonas frías, el de control solar, para regiones calurosas, y el acústico, para calles con mucho tránsito.

Salón pared del sofá de piedra

La cortina de cristal abatible Azur (de 40 a 100 cm x 50 a 300 cm) es ideal para todo tipo de viviendas, desde unifamiliares hasta pisos. De Saxun.

Foto: Saxun

A la pregunta de cuál es el futuro de los cerramientos, la respuesta reside en la domótica sensorial. De hecho, ya existen sistemas que prescinden de interruptores o cables y que, mediante un pequeño sensor ubicado en el cajón de la persiana, permiten su subida y bajada con un simple movimiento de
mano en el aire, siendo además compatibles con dispositivos móviles y los principales asistentes de voz del mercado.

Perfilerías

Salón abierto a la terraza

A diferencia del sistema plegable tradicional,
cada hoja del sistema OpenMAX (hasta 1.000
x 230 cm y 90 kg) se abre y desliza de forma independiente. De Deceuninck.

Foto: Deceuninck

Aluminio

Las antiguas ventanas con este metal transferían el frío y el calor entre el interior y el exterior, ya que, por sí solo, no es un material aislante. El problema se resolvió con la rotura de puente térmico (RPT): una pieza plástica integrada en el perfil que minimiza las pérdidas de calor y energía. Ideal para
viviendas en zonas costeras y de frío moderado, se adapta a todo tipo de diseños, por complejos que sean (incluso, formas curvas), admite perfiles ultrafinos y una personalización total en colores y acabados.

PVC

Reciclable y no conductor por naturaleza (no necesita RPT), es un plástico derivado del petróleo y la sal, inmune a la corrosión, la humedad y la salinidad costera, además de ser resistente a la oxidación y los agentes químicos. Gracias a la técnica del foliado, actualmente ofrece el mismo nivel de personalización que el aluminio: reproduce otros materiales con gran fidelidad, cuenta con una amplia carta de colores y permite diferentes acabados en las caras interior y exterior.

Salón

La corredera Slinova (hasta seis hojas, cada una de 200 x 260 cm) puede personalizarse con más de 70 acabados, colores y texturas, incluido uno en efecto madera natural. De Rehau.

Foto: Rehau

Madera

Al igual que el PVC, no es un material conductor, lo que le otorga excelentes propiedades de aislamiento. Sin embargo, no todos los tipos de madera son aptos para cerramientos: las más duras, como el roble, el castaño, el iroko o el nogal, resisten mejor la humedad y las inclemencias del tiempo. De las tres opciones, es la que requiere más mantenimiento, ya que necesita una capa de aceite o barniz protector al menos una vez al año.