Rodeado de viñedos, entre casitas tradicionales y bajo una calma infranqueable, se encuentra Château Autignac, una casa señorial del siglo XIX que acoge a todo aquel que quiera vivir una escapada tranquila y memorable en el sur de Francia.

Foto: Château Autignac
Un castillo con historia
Nos remontamos al año 1860, cuando Pierre André Louis de Vigne Lavit, viticultor, se convierte en el primer ocupante de este complejo construido por su padre. A pesar de años de crecimiento y esplendor, la región se sucumbió en una crisis terrícola que llevó al abandono del castillo. Varias décadas después, apareció en la historia Eric de Turckheim, un empresario que ha invertido más de 10 millones de euros en su renovación. El empresario contó con la experiencia del arquitecto francés Oliver Joyeux, del estudio Larroche et Joyeux, para recuperar la vida de este tesoro histórico, preservando la esencia arquitectónica del edificio y el espíritu y la vocación vinícola de Languedoc, la región que lo alberga.

Foto: Atelier Vierkant
Ahora dirige el Château de Autignac Jamie Cowles, un joven entusiasmado por la historia y el entorno del castillo y el culpable de ofrecer experiencias únicas, asegurándose de que a los huéspedes no les falta de nada.
Su arquitectura e interiorismo
Para llegar al Château hay que atravesar un pueblo encantador, donde la luz y la serenidad corre por sus calles. De repente, llegas a una majestuosa puerta de hierro negra que esconde a sus espaldas una fachada blanca con balcones románticos y unas escaleras que invitan a pasar unos días de cuento.

Foto: Coline Berger
El interior, totalmente modernizado, cuenta con todas las comodidades actuales como un ascensor, una cocina y salón comunitarios y varios aseos. En los dos pisos superiores se reparten 5 habitaciones. Cada una de ellas tiene una distribución distinta, pero todas cuentan con todo lo necesario para sentirse como en casa: camas XXL, grandes ventanales y una luz natural embriagadora.

Foto: Coline Berger
En el exterior, un paisaje verde rodea la piscina. La vegetación se funde con los árboles que rodean y enmarcan la finca. Aquí hay una zona chill out con tumbonas, sombrillas y mesas para tomar algo mientras se descansa sin prisas.

Foto: Marie Caroline Lucat
Rodeados de viñedos
En las inmediaciones del castillo encontramos más de 30 hectáreas de viñedos bautizadas como Domaine des Prés Lasses. Los frutos de estas colinas ofrecen vinos ecológicos desde 1999. Sus uvas se recogen a mano y se fermentan y envejecen en depósitos situados en las inmediateces del complejo. Así, se originan tres tipos de vinos emblemáticos: Castel Viel, Chemin de Ronde y Boira.

Foto: Coline Berger
Una escapada revitalizante
La tranquilidad de la zona, la clama que envuelve el hotel, se potencian a través del spa y el centro de bienestar situado en el mismo edificio. Un jacuzzi, una sauna y una zona de masaje tienta al huésped a alcanzar la paz que uno busca cuando está de vacaciones.
Y la localización privilegiada del Château da pie a realizar excursiones a lugares tan mágicos como Béziers, El Parque Natural Regional de Haut-Languedoc u Olargues, uno de los pueblos más bonitos de Francia. Así uno se sumerge en la restauración y la gastronomía propia de nuestros vecinos. No dejéis de probar los restaurantes más pintorescos que encontraréis a pocos quilómetros del castillo.

Foto: Marie Caroline Lucat
Por todo lo leído, comprenderás que vale la pena refugiarse por unos días en el Château Autignac y vivir así la experiencia revitalizante y de descanso que merecemos entre viñedos y la calma mediterránea. Historia, naturaleza y buenos vinos. ¿Qué más se puede pedir?