Baños que NO parecen baños (pero que nos encantan por su diseño poco común y sus ideas para todo tipo de baños, incluso pequeños)

No falta su lavabo, ni su grifería. Tampoco se han olvidado de la ducha, la bañera y el espejo, para ese retoque de última hora antes de salir de casa. Son baños con todos los elementos que se presuponen en una estancia de aseo clásica; sin embargo, como verás a continuación, hay detalles por el diseño, por el escenario o por la distribución que nos despistan.

Haz con nosotros un recorrido por estos únicos y personales baños que, en un primer momento, nos parecen casi cualquier otra estancia de la casa menos un aseo. Perfectos ejemplos de cómo la imaginación no tiene límites a la hora de diseñar una casa.

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Como parte misma de la decoración

Si no viésemos esa bañera exenta, esa grifería en dorado y esos azulejos en tono aguamarina tan característicos de un baño... nadie diría que nos encontramos en esta parte de la casa, sino en una habitación con esas lámparas, esas cortinas y sobre todo esa pieza especial a medio camino entre diván y cama. Sin embargo, en este caso, así es y además el baño comparte espacio y líneas decorativas con el resto de esta estancia donde el minimalismo ha pasado de largo.

Ducha y bañera, por separado en esta estancia de ensueño

La bañera exenta, la pista definitiva

Un ejemplo similar al anterior, con una bañera exenta como protagonista y que es la pista clave para saber que estamos en un baño. Lo curioso en el caso de esta magnífica habitación es que acompañan a la misma dos espléndidos butacones que nos vemos con frecuencia junto a una zona de aseo y sí en un salón o en una suite como esta. Continúa este particular baño, que nos encanta por otro lado, con la zona de la ducha medio "escondida" tras una sencilla cortina circular y dentro de un habitáculo con puertas industriales correderas.

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Todo al blanco

Integración total... y en blanco para este baño que se adivina en esta casa-cueva de líneas impolutas que se difuminan entre sí. Esto hace que cueste reconocer donde empieza el suelo, las paredes o la zona del lavabo en este llamativo baño. Sin embargo, finalmente reconocemos los dos lavamanos para asearse junto con el espejo y la grifería. Eso sí, no nos salimos del blanco absoluto para dar vida a este original y mágico cuarto de baño.

¿Un baño junto a la cocina? ¿Es posible?

Por increíble que parezca estamos en un baño y tenemos varias señales que nos lo aclaran: baldosas blancas típicas de estas estancias, el lavabo, el grifo, su espejo, así como su sencilla ducha para el aseo diario. Eso sí, la escena es cuanto menos curiosa y original, no solo por ese pequeño espacio de paso que se ha aprovechado para hacer esta parte del baño (no, no es un armario de obra), sino por esa continuidad (marcada con las baldosas) que nos señala que tenemos la cocina al lado y que podría despistarnos al hacernos creer que este "baño" es parte de la misma. Hay que reconocerlo, es un diseño de lo más práctico en pocos metros cuadrados.

La magia está a los pies

Este baño sencillo y discreto lo que se dice no es; pero de originalidad y creatividad va sobrado. Y es que parte de la magia de este singular baño reside mirando hacia abajo en ese mosaico que forman las baldosas con unos tonos donde el color teja es casi el protagonista. Precisamente, este mismo se repite en las amplias cortinas de la estancia (poco dadas a emplearse para un baño), así como en otro tipo de elementos decorativos bajo el lavabo tallado preciosamente en piedra. Por último, la elección de la grifería en dorado, así como eso espejos con un guiño a los años 70 hacen el resto para saber que estamos en un baño con personalidad. Aunque a simple vista nos haya parecido un tocador sin más.

Un baño de museo

Al llegar a esta estancia uno podría confundirse y preguntarse si realmente está en un baño o en una galería de arte. Y es que nada más poner un pie en esta estancia los ojos se van a una serie de elementos que parecen tener una mera función decorativa y contemplativa. Pero, si no fijamos con detalle vemos que estamos ante un lavabo exterior con un grifo de lo más original junto a una hornacina para colocar los enseres de aseo. La pared de piedra, donde se van los ojos nada más ver este baño, es la puerta de entrada a una ducha semi escondida y que sigue esa misma estela de elegancia y lujo silencioso de este original y cuidado baño al que pocos se les ocurriría darle forma.

Juego visual de espejos

Hemos tenido que mirar más de una vez esta imagen para reconocer que realmente se trata de un baño. Y es que los espejos que protagonizan este espacio nos confunden y nos despistan a la hora de encontrar los elementos propios de un baño en esta habitación. Aún así los hemos encontrado y hemos de decir que el conjunto nos ha encantado: la zona del wc resguardada para una mayor intimidad y un lavabo donde las miradas se multiplican con el uso de esos espejos. Para poner una nota llamativa y de presencia, nada como el empleo de azulejos oscuros para dar vida a una pila de obra y que sí nos confirman que se trata de un baño.

La piedra: la primera impresión de este baño

Soberbio. No se nos ocurre mejor palabra para describir este baño que en un primer momento nos hace dudar y que casi se asemeja a un recibidor. Un baño donde la piedra lleva la voz cantante y es la elegida para dar vida a una encimera y un frente de pared que mantiene la continuidad con el suelo y las columnas de la entrada. Para hacer aún más impresionante este escenario de aseo se ha usado otro material natural como es la madera; es el soporte para esta atalaya donde descansa un original lavabo en negro con una original grifería (en forma de una antigua válvula de una compuerta)