El problema de la vivienda está en el centro del debate social y político nacional. Charlamos con Diego Ramos y Ana Andrés, arquitectos y fundadores del estudio La Reina Obrera, sobre cuestiones como la evolución de los interiores ante nuevas formas de convivencia, qué soluciones efectivas hay para maximizar el escaso espacio de la mayoría de las casas o los retos de la profesión ante el auge de la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías.

Trabajar con un arquitecto asegura una vivienda original que responda a lo que se necesita

Trabajar con un arquitecto asegura una vivienda original que responda a lo que se necesita

Foto: JORDI CANOSA / ESTILISMO: MAR GAUSACHS / INTERIORISMO: OBRA DE EVA

La vivienda es cada vez más cara y, en consecuencia, las casas son cada vez más pequeñas. ¿Cómo va a evolucionar la distribución del hogar en la próxima década?

“Ya está evolucionando. Hay que diferenciar dos perspectivas: la del recorte del gasto porque el presupuesto no llega, y la que optimiza el gasto adaptando el espacio a la función requerida. En el primer caso, y por motivos económicos, se suele dejar de lado al arquitecto, con lo que el espacio no estará bien pensado. En el segundo supuesto, donde el cliente sí trabaja con un equipo de arquitectura, se consiguen viviendas distintas en su forma, relación y uso de las estancias que responden a las nuevas formas de convivencia y socialización”.

¿Cuáles son esas nuevas formas de convivencia y cómo se trasladan al diseño de la casa?

“Las nuevas relaciones interpersonales, la necesidad de teletrabajar o el deseo de disfrutar de más luz natural hace que los espacios abiertos hayan dejado de ser una moda para revelar una evolución social. También en el aseo y el baño se aprecia cómo hay características propias de la hostelería que se trasladan a la vivienda. Por ejemplo, los espacios compartidos para lavarse como antesala de la cabina del inodoro, o de la ducha, han venido para quedarse”.

El cohousing o las viviendas colaborativas han vivido un bum en los últimos años

El cohousing o las viviendas colaborativas han vivido un bum en los últimos años

Foto: iStock

Coliving, cohousing, vivienda colectiva, cooperativa o multigeneracional: en los últimos cinco o seis años hemos visto un bum de este tipo de proyectos. ¿El futuro de la vivienda pasa por compartir espacios?

“En general, esta alternativa busca aportar una solución económica que permita poder vivir en zonas céntricas, consumiendo el menor espacio posible debido a los precios del suelo. Podemos divagar sobre los beneficios (o no) de compartir espacio desde muchos puntos de vista: socialización, relación vecinal, etc., pero si una solución solo se basa en la falta de suelo y su precio y no tiene una motivación social, donde el deseo de compartir un espacio sea el germen de la decisión final, terminará siendo una imposición más que una elección de forma de vida”.

Un recibidor con sofá-cama y una estantería multifuncional que define de manera original es espacio

Un recibidor con sofá-cama y una estantería multifuncional que define de manera original es espacio

Foto: Jordi Folch

Cada vez hay más gente alquilando porque no puede permitirse comprar una casa. El empresario-influencer José Elías opina que muchas personas mayores de 40 años van a compartir casa cuando se jubilen. ¿Creéis que hay soluciones efectivas para esta realidad que se avecina?

“Los muebles multifuncionales o los espacios híbridos son la clave. Los espacios encorsetados y las soluciones habitacionales límite, fruto del precio del suelo, hacen que el desarrollo de elementos hechos a medida completen nuestras necesidades. Conociendo las necesidades del cliente, esos muebles y espacios deben ser ejecutados por profesionales, como metalistas y ebanistas, bajo las directrices del arquitecto”.

Despacho para dos en una vivienda

Despacho para dos en una vivienda

Foto: Foto: José Filemón Estudio: Etimoé Interiorismo

La tecnología y la inteligencia artificial se han hecho con un hueco definitivo en la arquitectura y el interiorismo. ¿Corre peligro la profesión de arquitecto e interiorista?

“No nos gusta la palabra ‘peligro’. Como en todas las disciplinas, los avances o evolución de la tecnología modifican la forma y el enfoque del trabajo. Las nuevas herramientas no implican que se prescinda de la figura del arquitecto. Cuando hace años internet llegó a nuestros trabajos y hogares, nunca pensamos que tendríamos al alcance de la mano toda la información de la que ahora disponemos. Pero la información sin un profesional que la ‘desencripte’ es inútil. Por ejemplo, cuando nos pasa algo debemos ir al médico y no dudar de su diagnóstico. De la misma forma, el valor del arquitecto no decrece por la incorporación de este tipo de herramientas. Somos optimistas en este asunto: la profesión seguirá valorándose y respetándose”.

Vivienda pequeña con parte del mobiliario hecho a medida

Vivienda pequeña con parte del mobiliario hecho a medida

Foto: Samantha Gore

El acceso a la vivienda es complicado. Cómo arquitectos: ¿qué creéis que puede o debe hacerse?

“La solución al problema no está en manos del arquitecto. Poco podemos hacer en lo relativo al acceso a la vivienda. El verdadero valor del arquitecto está en la capacidad de aportar soluciones exclusivas cuando el presupuesto es ajustado, como piezas de mobiliario personalizadas. Los proyectos que demandan un ajuste del gasto son precisamente en los que más necesario es un equipo de arquitectura capaz de optimizar el espacio”.

Entonces, ¿son los políticos y promotores los que deben aportar más ideas para que la vivienda deje de ser un artículo ‘de lujo’?

“Así es. Lo que sí está en manos de la arquitectura es analizar un proyecto para optimizar al máximo el espacio. No debemos de dejar de aportar soluciones arquitectónicas que ofrezcan una mejor forma de vida”.