Nos vamos a finales de los 80 y principios de los 90 para ver el comienzo en televisión, publicidad y en las pasarelas a esta mujer todoterreno a la que nada se le resiste; y siempre con esa amplia sonrisa por bandera. Ella es Elsa Anka, una de las mujeres más bellas de la televisión y que, pasados los 50, sigue demostrando una belleza ahora más madura y serena y que ha sabido trasladar a su hija Lidia, que desde hace unos años es un rostro de lo más conocido en los programas de televisión. Se dio a conocer en First Dates, junto a Carlos Sobera, y ahora podemos verla como una de las participantes de Bake Off: Famosos al horno, el reality de repostería presentado por Paula Vázquez en RTVE.

Lidia Torrent en pleno reto repostero
Foto: @lidiatorrentanca
Su trabajo profesional hace que Lidia esté viviendo en Madrid, pero siempre que puede se escapa a Barcelona para estar con su madre y que esta disfrute de su faceta de abuela con su nieta (la hija de Lidia) en la casa que la segunda tiene en la ciudad condal y que ha decorado con el minimalismo como nota de identidad.
Lo vemos sobre todo en su dormitorio; un refugio de calma, de calidez y de encanto acogedor, con apenas detalles decorativos. Pocos elementos, pero bien escogidos en pro de hacer de este escenario toda una oda al descanso: la cama, el cabecero y la mesita de noche, ayudan a conseguirlo.
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Un dormitorio sencillo
Casi como si de un lienzo en blanco se tratase, el dormitorio de Elsa Anka en su vivienda barcelonesa no tiene (ni necesita) grandes elementos decorativos. Y es que estos podrían distraer la atención del objetivo minimalista que la ex modelo y presentadora busca para el que es el rincón más personal de su hogar. Por no haber no hay ni decoración mural en las paredes: todas las miradas se van a un amplio cabecero de tamaño XL tapizado en un tejido suave de color gris. La división a cuadros de los pespuntes añaden personalidad a esta pieza que resguarda la cama y protege la pared del roce diario.

Minimalismo hecho dormitorio
Foto: @elsaanka8
Al lado de la alcoba, otro elemento que se suma con discreción garantizada a ese efecto de menos es más que preside esta estancia. Una mesilla de noche artesanal de lo más original y personal: tablero de madera sin tratar y casi al natural que descansa sobre una ligera estructura de patas de hierro. Detalle romántico que se acentúa con un bonito jarrón antiguo de cristal donde Elsa ha colocado unas flores para dar color a su dormitorio.
Minimalismo absoluto
No vemos nada más en este dormitorio donde la cama tiene canapé inferior para más practicidad al ser usado como espacio extra de almacenamiento. Precisamente, esta se complementa (en su textil de cama) con esa misma intención de crear un escenario sencillo, sin estridencias y sin llamar apenas la atención. Ropa de cama totalmente en blanco, solo rota con una colcha en gris; el mismo tono a juego con el cabecero antes mencionado y que destaca por sus grandes dimensiones.

Una cómoda como esta encajaría en este dormitorio
Foto: Zara Home
Luminosidad y sensación de amplitud la que otorga el empleo de este tono tanto en paredes como en la ropa de cama y que se replica de igual manera para vestir las ventanas del espacio. Un claro visillo de lino recorre de arriba a abajo esta mirada al exterior. No añadiríamos nada más al dormitorio de Elsa Anka; pero, si nos deja, colocaríamos una cómoda de madera decapada o bien una pequeña butaca en un rincón en un color llamativo como el mostaza o bien en la misma línea de suavidad con un rosa palo o un verde salvia. Pequeño contraste que funciona en este dormitorio que llama al minimalismo e invita al descanso reparador.