Cómo esconder (o disimular) los radiadores de tu casa: 10 ideas fáciles, originales y con encanto

Pobres radiadores: ellos siempre dándonos todo el calor del mundo para sentirnos a gusto en casa y nosotros siempre tratando de esconderlos de una forma u otra. No es que sean feos, simplemente son incómodos de mirar, y reconozcámoslo: no mola nada tener un salón precioso pensado y repensado al milímetro, con tus obras de arte o tu paleta perfecta de colores, y que de pronto la vista se te vaya a esa pieza que te saca tan rápido de tu idílica decoración, pero que al mismo tiempo es tan -tan- necesaria. Algunos desisten y los dejan a la vista, otros buscamos todas las formas habidas y por haber para esconderlos o, al menos, taparlos un poquito. Existen trucos muy originales, así que lee con atención: te chivamos 10 ideas para disimular (o esconder) los radiadores de tu casa.

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Cubre radiador de madera blanca lacada

El cubre radiador no es ningún truco, y a veces incluso se ve más que el propio radiador. La cosa mejora mucho si este clásico, en vez de ser el típico 'armatoste' que parece un mueble más, lo elegimos con menos cuerpo, más discreto. Si por ejemplo tenemos los radiadores debajo de las ventanas, quedaría genial poner tapas de madera blanca lacada (con líneas finas por las que puede salir el calor) que los cubran sutilmente. Si la pared es también blanca y tienes un par de butacas de color que contrasten y se puedan poner justo delante, ¡ya lo tendríamos hecho!

Como si fuera una mesa de pared de madera clara

Haz una estructura de madera clara con agujeros en forma de líneas rectas paralelas por las que pueda salir el calor hacia el espacio. Envuelve con él el radiador y alarga el mueble hasta alcanzar las ventanas de la pared. Utilízalo como si fuera una mesa auxiliar más del salón y pon sobre él todos los objetos decorativos que se te ocurran: libros, jarrones, ¡o incluso tu gato!

Arrinconado en un lateral y con una planta bonita que lo tape

Las plantas sirven para todo lo que podamos imaginarnos, ¡incluso para disimular radiadores! Por supuesto debemos tener mucho cuidado con ellas, ya que son seres vivos y pueden estropearse con el calor. Nuestro consejo se acerca más al hecho de pintar el radiador del mismo blanco que la pared y poner estratégicamente una gran planta, alta y frondosa que haga de elemento de distracción. Pero recuerda: no la acerques demasiado.

Detrás de la cama y cortinas a los lados

En este caso el radiador blanco no solo está sobre una pared de un rosa palo casi imperceptible: además, si te fijas, queda entre la ventana y la cama, por lo que automáticamente se ve mucho menos. ¿Lo mejor? Quizá creías que no, pero unas buenas cortinas que lleguen hasta el suelo y lo tapen por los laterales puede ser buenísima baza, ¡quedará medio escondido de forma muy espontánea!

Un cuadro enorme tapando el radiador

Tapar un radiador con un cuadro enorme apoyado en el suelo y en la pared puede ser muy buena idea, siempre y cuando sea meramente decorativo y no se trate de una obra de gran valor económico o personal: el calor y los cambios de temperatura pueden estropearla, pero siempre puede ser una lámina de gran tamaño donde el diseño gráfico sea protagonista.

Ligeramente tapado con una butaca

Sí, que el radiador sea del mismo color que la pared siempre hará que se vea menos. Si a esto le añadimos una butaca en un tono oscuro que lo tape ligeramente, como puede ser la gris de la foto, ¡ya lo tendremos listo!

Dentro de un mueble blanco y con un cuadro muy llamativo encima

Un mueble bajo que lo cubra por completo pero que tenga líneas más elegantes por las que pueda salir todo el calor. El color debe ser el mismo que el de la pared y que el de otros elementos del salón. En la parte de arriba del mueble, en forma de repisa, puedes apoyar jarrones con flores y otros elementos. ¿La clave? Que justo encima haya una obra, ya sea una pintura o una lámina, y la condición es que sea lo más llamativa posible: elige formas y colores que roben todas las miradas cuando alguien entre al salón.

Convertido en una pieza más del interiorismo

Pintar el radiador en la misma tonalidad que otros elementos del interiorismo de la estancia puede ser un acierto total. Rodéalo de elementos dentro de la misma gama de colores. Si en el espacio hay contraste de blancos con tonos más apagados (como una mesa auxiliar en madera oscura, una alfombra antigua en tonos rojizos y granates, una escultura en tonos tierra o una gran pintura en la pared que combine todos estos colores) quedará genial que el radiador sea de color negro. Esto, por supuesto, no significa que el radiador deba estar a la vista de todos: cuantos más elementos se pongan por delante de él (como una gran butaca, una lampara o unas flores secas) mejor. Camuflarlo, aunque pueda mimetizarse con el entorno, siempre será la opción ideal. Por último, y aunque parezca una obviedad, ¡acuérdate de comprar pintura especial para radiadores! Pregunta antes si existen más colores para el radiador, no siempre los fabrican del mismo tono blanco roto.

Debajo de un bonito escritorio de madera

Una de las opciones más utilizadas a la hora de disimular o esconder un radiador es poner una mesa de trabajo o escritorio de estudio justo encima, pegado a la pared, y preferiblemente bajo una ventana. Si la sala es en tonos blancos, cálidos y de aire minimalista, elige una madera clara donde se vea bien la beta, ¡junto a la luz de la ventana quedará preciosa!

Un banco a medida debajo de la ventana

Crear una estructura a medida que tape el radiador en un color más amable, como un tono en madera claro, y que la balda de arriba tenga la anchura perfecta para utilizarse como banco. Si está debajo de la ventana queda perfecto para sentarte a leer y tener las mejores vistas.

10 ideas para esconder (o, al menos, disimular) los radiadores de tu casa

Detrás de la cama, debajo del escritorio o convertido en un banco de pared: hay muchas formas de disimular la incómoda presencia de un radiador, ¡solo hay que ponerse un poco creativo!