Una catedral que esconde algún que otro secreto, laberinto de calles de un tono de lo más característico o una puesta de sol mágica son parte de los atractivos de este pueblo que te aconsejamos visitar durante este mes de abril.

No solo lo decimos nosotros, sino que Viajes National Geographic destaca el conjunto histórico de la villa de Albarracín, en el entorno de la sierra que lleva su mismo nombre, como un viaje que no te puedes perder. Además, si quieres, puedes alojarte en algunos de los hotelitos con encanto, casas rurales y albergues diseminados en sus calles. 

Los secretos de la villa medieval de Albarracín

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Una de las calles de Albarracín

Descubriendo sin prisa alguna

RAFA PÉREZ

Un color único en este viaje al Medievo

Si por algo es reconocido este pueblo que te lleva a la época medieval es por el color entre rojo y salmón del que se tiñen la mayoría de las construcciones de esta bella localidad. Algo que se debe al yeso rojo (mezcla de yeso normal con óxido de hierro) que se extrae de la Sierra de Albarracín que cobija a la localidad. No solo es un color precioso, sino que visto desde un punto de vista funcional perdura más en el tiempo por su solidez y resistencia.  

Durante el paseo por las calles angostas y serpenteantes de Albarracín verás cómo este color tan característico va dando forma a un cuadro medieval único. Un escenario repleto de construcciones que se levantaron para la defensa ante los enemigos (no en vano, la localidad se ubica en lo alto de un risco casi imposible de penetrar). 

Castillo y murallas de Albarracín

Preparados para la defensa

RAFA PÉREZ

En su día fue un castillo árabe

Una de las visitas imprescindibles en la localidad es la que nos lleva a conocer su castillo y sus murallas. Un castillo que en sus inicios era árabe y pertenecía a la familia bereber Banu Razin, de donde proviene el nombre de la localidad. 

Magnífica situación (no tanto para sus enemigos) la de este pueblo ubicado en uno de los meandros que sobre la tierra ha horadado el río Guadalaviar.

Imagen de la catedral de la localidad

Coronando el pueblo de Albarracín

RAFA PÉREZ

La catedral de la corona de azulejos

Otro de los imprescindibles en esta escapada a Albarracín tiene a su catedral como absoluta protagonista. La edificación que se puede ver en la silueta de este pueblo y que destaca por su bella corona superior (en la torre) hecha de azulejos de vivos tonos azules. 

Si quieres conocer de cerca todos los secretos que entraña esta construcción religiosa debes hacerlo contratando una de las visitas guiadas que ofrece la fundación Santa María de Albarracín; institución que se encarga de la explotación turística de la localidad invirtiendo sus beneficios en actividades culturales y restauración del patrimonio. 

Techo interior de la catedral

Arte en estado puro

RAFA PÉREZ

Sorprendente interior

Si eliges esta última opción prepárate para empaparte de lo mejor de la historia con descubrimientos de lo más sorprendentes de un templo que antes era mezquita

Un interior donde podemos deleitarnos con los frescos de la época posterior a la conversión cristiana, la pequeña ventana medieval en una de las capillas laterales, la capilla de la Virgen del Pilar o el retablo de San Pedro también en su genuino tono rojizo. 

Dejamos la catedral y encaminamos nuestros pasos hasta el antiguo Palacio Episcopal y sus majestuosas e impresionantes dimensiones con una preciosa escalera interior para subir a lo más alto. 

Escenas de los edificios de Albarracín

La esquina más fotografiada

RAFA PÉREZ

Su hermano gemelo está en Nueva York

En el recorrido tranquilo descubriendo la belleza de Albarracín, uno de los edificios más curiosos y fotografiados es el conocido como el Flatiron turolense. La vista de la Casa de la Julianeta desde el Arco de Medina nos ofrece esta peculiar estampa que muchos asocian al famoso edificio neoyorquino por esa misma forma que hace esquina.

Otra de las sorpresas, en forma de edificios y casas nobles en Albarracín, es la enorme mansión de color azul que se divisa si se toma el camino de la Cuesta de Teruel. La única excepción cromática en un paisaje totalmente rojizo.

La explicación del uso de este otro color nos lleva a viajar en el tiempo hasta el siglo XVIII cuando una familia de acaudalados comerciantes de lana, los Navarro de Alzuriaga, quisieron sobresalir sobre el resto de sus vecinos. Y no se les ocurrió otra idea que pintar toda su casona de un color azul para llamar la atención. Vaya que si lo consiguieron. 

Plaza Mayor de la localidad de Albarracín

El centro neurálgico

RAFA PÉREZ

Plaza Mayor

Otro de los must de esta visita, como ocurre en muchos conjuntos históricos similares, es acercarse hasta la Plaza Mayor. Junto a estas terrazas de madera y esos soportales se encuentra la casa consistorial de Albarracín. Como curiosidad, esta plaza en forma casi rectangular hace siglos era el lugar escogido para la celebración del zoco primero y el mercado después

Albarracín visto al atardecer

Cuando llega la noche

RAFA PÉREZ

La mejor despedida

No hay mejor broche de oro a este mágico viaje en el tiempo que esperar hasta que la noche se eche en Albarracín y contemplar su bello atardecer. Una caída del sol que contrasta mágicamente con ese tono rojizo que nos ha ido acompañando durante todo el recorrido por el pueblo. Si quieres un último vistazo para no olvidar, sube hasta la Torre del Andador para despedirte de esta fotografía que siempre guardarás en tu retina.