En Casa Camelia, cada estancia ha sido pensada al detalle, pero es en el dormitorio principal donde se cruzan funcionalidad, estética y confort con más precisión que nunca. El reto: integrar, en un mismo frente, un cabecero, mesillas con almacenaje, un tocador y una zona de trabajo sin renunciar a la armonía visual ni a la calidez de un refugio privado. La respuesta: una solución a medida que se apoya en el diseño de mobiliario personalizado, una paleta cromática envolvente y una cuidada elección de texturas.
De la mano de la interiorista Patricia Lizalde y la estilista Cristina Rodríguez Goitia, este dormitorio demuestra cómo los espacios más personales pueden combinar comodidad, estilo y practicidad. Hablamos con ambas para descubrir los secretos de uno de los rincones más complejos y logrados del proyecto.
Textiles, color y proporción: entrevista a Patricia Lizalde y Cristina Rodríguez Goitia sobre el dormitorio de Casa Camelia
¿Por qué es tan importante la pared del cabecero?
El diseño del cabecero nos supuso un reto muy importante. En las dimensiones del dormitorio había que integrar las mesillas de noche con suficiente almacenamiento y una zona de trabajo y tocador, así que decidimos unificarlo todo con un cabecero tapizado y utilizar el mismo acabado en las mesillas y en el escritorio-tocador. Fue un desafío importante para que funcionara en proporciones, áreas de uso, etc.

Cojines y plaid franjas de Tela Cavalier y Pepe Peñalver. Cojín azul terciopelo de Pepe Peñalver. Escultura “Hombre Sentado" de GN Escultura en El Ovrador Galería de Arte. Arreglos florales de Gugui Arte.
Foto: Foto: Amador Toril. Interiorismo: Patricia Lizalde. Estilismo: Cristina Rodríguez Goitia
Además del cabecero, habéis decorado la pared con papel pintado. ¿Qué colores o estampados recomendáis en dormitorios pequeños y cuáles podrían ser un problema?
Queríamos que esta pared tuviera un peso visual especial. Como el cabecero estaba tapizado en un tejido liso, elegimos un papel pintado con rayas muy finas, en la misma paleta de tonos, para aportar textura sin recargar el espacio. En dormitorios pequeños, los estampados suaves, con ritmo visual, pero discretos, ayudan a dar interés sin reducir visualmente la habitación. Evitaría los patrones grandes o muy contrastados, porque pueden saturar.
¿Qué os hizo apostar por la paleta de colores en textiles y en el cuadro?
Buscábamos introducir un toque de energía y calidez al ambiente. Elegimos colores cálidos, como el naranja intenso en los textiles de la cama, con la tela Mod Cavalier de Pepe Peñalver, que contrasta con el azul de terciopelo, también de Pepe Peñalver, aportando sofisticación. Estos mismos colores los trasladamos a la obra pictórica de Marta Besada, que realizó la pieza específicamente para este dormitorio a partir de los tonos que seleccionamos para los tejidos.

Cojines y plaid franjas de Tela Cavalier y Pepe Peñalver. Cojín azul terciopelo de Pepe Peñalver. Cuadro de Marta Besada.
Foto: Foto: Amador Toril. Interiorismo: Patricia Lizalde. Estilismo: Cristina Rodríguez Goitia
Vemos un escritorio justo al lado de la cama. ¿Por qué habéis agregado este mueble ahí? ¿Cuándo es un acierto y cuándo sería un error?
Era una premisa de los propietarios. Como comentábamos antes, nos supuso un reto integrarlo sin comprometer la circulación. Puede hacer también las veces de tocador, por lo que multiplica su funcionalidad. Este tipo de piezas siempre es un acierto cuando cumple con las dimensiones básicas y necesarias, y cuando permite un paso cómodo sin obstaculizar el movimiento. Si no se cumplen esas premisas, hay que buscar otras soluciones.