Reformada por el estudio Júlia Brunet, que se ha encargado del interiorismo y la decoración de sus 65 metros cuadrados más 40 de terraza, esta pequeña masía, con vistas panorámicas a las montañas de Montserrat (en el pueblo de Salelles) constituye un ejemplo de cómo modernizar una casa de campo, sin perder sus orígenes. “Los propietarios querían que su vivienda desprendiera un ambiente relajado y desenfadado, que se integrara en el paisaje”, explica Mireia Tarruella, responsable del estudio. Con este objetivo, se ha optado por potenciar el uso del blanco, combinado con una paleta cromática suave, enriquecida ocasionalmente con sutiles contrastes de la gama de rojos y granates, que añaden pinceladas de vitalidad y calidez al ambiente.

En esencia, cada detalle de la reforma ha sido cuidadosamente diseñado respetando su esencia histórica como masía, y al mismo tiempo, se han incorporado elementos contemporáneos en el mobiliario y los acabados. Si estás pensando en actualizar tu casa de campo, estas seis ideas te ayudarán a conseguirlo. 

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Con materiales y mobiliario actuales
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Conectando interior con exterior

Las casas actuales apuestan por incorporar al exterior dentro de casa, como una forma de ampliar los metros y establecer un vínculo con el entorno que nos rodea. En esta masía, el porche da respuesta a la fusión perfecta entre interior y exterior. El mismo techo inclinado del interior y el mismo pavimento de cemento pulido conectan el comedor de verano con la zona de día interior de la vivienda.

A través de estas similitudes, la interiorista Mirea Torruella ha creado unidad visual y estética al conjunto arquitectónico. Alrededor de la mesa, las sillas Quarantine de Lobster’s Day completan una paleta de colores granates que sigue la misma línea que en el interior y que nos hacen pensar, sin querer, en la 'teoría del rojo inesperado'. Otra tendencia del XXI. 

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Con materiales y mobiliario actuales

Materiales, como el microcemento, el hierro y la cerámica, se pasean de la mano por la casa, demostrando que la mezcla entre lo antiguo y lo moderno funciona. De esta forma, el techo inclinado del salón, revestido en cerámica y hierro, potencia la calidez y sensación de hogar, mientras que el microcemento del aporta belleza y funcionalidad, y los cabeceros, realizados en obra y revestidos de baldosa de barro artesana de color blanco (Todobarro), crean sensación de ligereza visual y una atmósfera llena de encanto.

También es clave el papel del mobiliario que apuesta por la contemporaneidad. De esta forma, en el salón un sofá de suaves formas redondeadas (modelo Bowy de Cassina) preside la estancia, junto a una mesa redonda (modelo Subeybaja de Santa & Cole) y un pequeño rincón de lectura.

Prestando atención a los detalles
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Con un diálogo fluido entre lo nuevo y lo antiguo

Para establecer un diálogo entre el pasado tradicional con el presente acogedor y armonioso. Júlia Brunet lo plasma en algunos elementos que no pasan desapercibidos, como en el movimiento visual que generan los techos inclinados. Un trabajo de diseño equilibrado, que preserva la esencia antigua, adaptándose a las necesidades y tendencias más actuales.

Además, es importante prestar atención a los detalles. Como el de la chimenea de doble cara, que da al salón por una y al porche exterior, por otra. Su acristalamiento se convierte en un punto más de entrada de luz y ofrece confortabilidad, al ser la aliada perfecta durante las cenas al aire libre en las noches más frías.

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Con una cocina de diseño

En las casas modernas, la cocina es el epicentro de la vida social. Por eso, necesita una decoración acorde a su nuevo papel, como la que luce esta. Así, se ha equipado con una gran isla en mármol y acero con fuegos centrales, con taburetes altos en madera maciza de roble y asientos de Enea (modelo Kimua de Alki) que aportan calidez al conjunto. Sin olvidar que "esta zona tiene vistas tanto al porche como al exterior, una maravillosa parcela rodeada de naturaleza", apunta la interiorista.

Una distribución abierta
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A través de una distribución abierta

Las distribuciones abiertas son las reinas de las casas actuales, frente a los espacios compartimentados. Con la luz natural como gran protagonista, el propósito de la reforma ha sido crear espacios abiertos. Para ello, han sido clave la apertura de las estancias y las separaciones entre ellas, creadas con paredes que no llegan al techo.

Así, el acceso a los dos dormitorios se realiza a través de cortinas, cuyos motivos geométricos (Casamance) aportan un aire desenfadado y colorido al distribuidor. De día, la luz entra a través de las persianas venecianas de madera y también baña las estancias desde el techo, ya que las paredes divisorias no quedan cerradas por la parte superior.

Mientras que Junto al salón, se ha reforzado la estructura del techo para abrir totalmente la cocina sin ningún elemento obstaculice ambos ambientes. Aquí, el techo inclinado de madera se ha pintado en blanco, lo que potencia la luminosidad.  

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Incorporando tendencias de decoración

Respetando siempre la esencia original, pero sin perder de vista las tendencias actuales, como la ’teoría del rojo inesperado’. Así en el baño de microcemento (moderno y funcional), el punto focal es sin duda el lavabo, realizado en obra y revestido con una baldosa esmaltada roja, que aporta un toque de fuerza, además de dar continuidad a los colores complementarios del resto de la vivienda.