En el barrio madrileño de Prosperidad, la arquitecta María Elizalde, de MOME Estudio, junto a Estudio Arturo López Ayala, han firmado una reforma que convierte una vivienda de 90 metros cuadrados en un manifiesto arquitectónico. El proyecto se apoya en una premisa esencial: revelar lo que ya estaba. La estructura original del edificio, construido en los años 60, aflora ahora como una protagonista indiscutible gracias a una intervención que pone en valor sus pórticos de hormigón, antes ocultos

Sobre esta base estructural, los interioristas trazan tres gestos arquitectónicos - una V, una diagonal y un volumen curvo - que dan nombre y sentido al proyecto. Más que simples recursos formales, estos gestos ordenan la planta, diluyen los límites entre estancias y proponen una experiencia espacial en continua transición, dinámica y abierta. Una arquitectura que no solo se habita, sino que se recorre como si de una coreografía se tratase.

La vivienda es, al mismo tiempo, "un contenedor de arte y luz", donde la solidez del hormigón convive con cerramientos ligeros que no tocan el forjado, preservando la lectura de la estructura y permitiendo una materialidad expresiva, cálida y funcional. ¡Entramos a verla!

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