No te voy a dar la fórmula de una conocida bebida refrescante (que, por otro lado, la desconozco) pero te desvelaré un secreto que seguro te será de más utilidad. Sobre todo, si, como es mi caso, te gusta tener tu casa siempre limpia, perfumada y tan cuidada que parecerá que has cambiado las sábanas cada día, compras toallas todas las semana o presumes de sofá como si lo acabases de comprar.
Se trata de consejos en forma de trucos caseros, y eficaces, para limpiar estos tres textiles que se llevan toda la actividad de una familia en su día a día. Pero, tengo que confesarlo, estos remedios naturales no son de cosecha propia, sino que han pasado de generación en generación en mi familia y a todos nos ha facilitado la limpieza en el hogar. No me des las gracias, mejor dáselas a mi abuela que me cedió estos tres trucos caseros de limpieza para dejar impolutas las sábanas, el sofá y las toallas que usas cada mañana.
Estrenando sofá cada día
El día a día sentados en el sofá, los niños que no se quitan los zapatos, el roce, el gato que se pasa las horas durmiendo encima, la merienda que acaba estrellada en el sofá. Sin duda, esta pieza de nuestra casa es de las que más sufren. Con el tiempo aparece sucio, manchado y tan horrible que solo nos quedan dos opciones: o compramos una tela grande a modo de funda para tapar esas vergüenzas o nos hacemos con un modelo nuevo. Nada de eso si tenemos este truco casero de limpieza que lo dejará perfecto y que, además, no como otros productos más agresivos, no dañará su tejido ni perderá su aspecto original.
Lo que siempre me decía mi abuela para este tipo de tapicería era que preparara una especie de pócima mágica con media taza de agua, un vaso pequeño de alcohol, el jugo de medio limón y una cucharada de jabón para platos. Se mezclan, se echan en un vaporizador y se rocía el sofá. Una vez húmeda la funda se aplica vapor con una plancha sin llegar a tocar la superficie y finalmente con un cepillo de cerdas suaves se frota hasta que la suciedad nos diga adiós.
El turno de las toallas más suaves
No hay nada más desagradable que una toalla seca, áspera, con nada de suavidad y que encima huele mal. Eso no hay quien lo salve ya; pero si no hemos llegado a un punto tan extremo ficha ya este otro truco totalmente natural que hacía mi abuela desde que yo recuerde. En este caso, la fórmula del éxito está creada a base de vinagre y bicarbonato.
La pareja perfecta para hacer que tus toallas recuperen la suavidad perdida. Así pues, prepara una lavadora con agua tibia y detergente como haces normalmente, pero en este caso añade dos cucharadas de bicarbonato y mientras dura un ciclo de lavado echa también una taza de vinagre blanco que hará las veces de suavizante. Ni te creerás cómo salen las toallas; como si fueran recién compradas.
Un placer para dormir toda la noche
Me has pillado generosa y te voy a desvelar el tercer truco de limpieza que usaba mi abuela sin tener que recurrir a productos demasiado tóxicos o caros. En este caso ni te creerás cómo te quedan las sábanas; no parecerán las mismas con este hábito de higiene en casa. Eso sí, de nada te servirá este truco si antes no cambias las sábanas cada semana, ya que las células muertas de la piel, el maquillaje, el pelo, los fluidos corporales y otros residuos se acumulan dando lugar a todo tipo de bacterias, ácaros y polvo.
En este caso, además de limpias olerán como nunca y la "culpa" la tiene un ingrediente que seguro tienes en la despensa de casa. Y este no es otro que el laurel, el protagonista de este truco. Apunta: si metes unas hojas de esta planta aromática en la lavadora cuando vayas a lavar estas piezas textiles podrás comprobar cómo las sábanas tienen un olor más fresco, agradable y natural.