Tratar de mantenerse imparcial acerca de los colores es complicado. “El negro lo tiene todo. Y también el blanco. Su belleza es absoluta. Representan la perfecta armonía”, una afirmación de Coco Chanel con la que difícilmente estaría de acuerdo Agatha Ruiz de la Prada. Lo dicho, es sencillo disentir. Y es que, si sobre gustos no hay nada escrito, lo mismo se puede decir del hecho de decantarse por un tono u otro.
Sobre lo que sí se ha escrito -y mucho- es sobre cómo los colores influyen en nuestro estado de ánimo. Basta con hacer la prueba en Google: si buscamos “colores influyen en el estado de ánimo”, nos arrojará aproximadamente 1.930.000 resultados. Entre sus páginas es fácil encontrar estudios, artículos y referencias a libros como “Psicología del color: cómo actúan los colores en los sentimientos y la razón” de Eva Heller, que defienden que el rojo, el naranja y el amarillo son colores ponen en marcha nuestro sistema nervioso, nos activan y transmiten energía. Por contra, el blanco y el beige se identifican con la tranquilidad y simplicidad, por ello son ideales para poner en sitios donde queramos alcanzar la máxima concentración.
Esto es porque la energía de los colores se cuela en nuestro subconsciente a través del sentido de la vista y nos hace reaccionar de una forma u otra sin darnos cuenta. “Me regocijo con aquellos colores brillantes, y me lamento verdaderamente por los pobres colores cafés”, cuentan que dijo alguna vez el que fuera primer ministro del Reino Unido, Wiston Churchill. No sabemos cómo sería su baño en aquella época, pero seguro que si hubiera podido habría puesto en práctica estas reglas para llenar un baño de color.
1. ¿Tu primera vez? Empieza por azulejos
Todos hemos sido principiantes alguna vez. Si te has armado de valor y estás dispuesto a usar la paleta de color sobre el blanco inmaculado de tu baño, pero tienes dudas de qué pasará, qué sorpresas habrá, si será too much, puedes empezar por suelos o paredes. Prácticamente todo el mundo espera encontrar algo de color ahí. Ha llovido bastante desde que en un Casa Decor del pasado, Nuria Alía, entre otras, nos obligara -sarna con gusto no pica, claro- a pisar suelos con atrevidas combinaciones cromáticas y por suerte la tendencia nunca se ha ido.
2. Quien tiene una pared, tiene un tesoro
Y es que un muro lo admite prácticamente todo. No importa si quieres colocar un papel pintado, si prefieres pintar de un tono distinto cada una de las cuatro paredes, o si las quieres revertir con azulejos al más puro estilo portugués. Todo vale. Colgar en ellas cuadros que todo el mundo ubicaría en el salón o pintar tu propia obra de arte como si de un lienzo se tratara entra dentro de ese todo, la única premisa es que el color sea protagonista.
3. Experiencia total: el baño monocromático
Si empezábamos con una opción apta para los nuevos en esto de rendirse al color, cerramos con una que va a conquistar a los que ordenan su armario según una escala de color y preparan ensaladas mezclando únicamente ingredientes de la misma gama cromática. La receta sería algo así como… tomates, tiras de pimiento, sandía, remolacha, fresas y pasas. ¿Te identificas? Pues esta tendencia tan vista en Pinterest es para ti. Lo que debes tener en cuenta a la hora de decorar tu baño en un solo color es que puedes o, mejor dicho, debes, jugar con las intensidades. Por ejemplo, si tu idea es un baño monocromático en azul, emplea los más oscuros para objetos como la bañera, los más claros para los suelos y tonalidades más neutras en paredes y techos.
Vista la teoría solo queda pasar a la práctica y para ello solo necesitarás hacer una lista de tus colores favoritos y dejarte llevar por la inspiración de estas idea decorativas.
21 cuartos de baño con color y mucho estilo