Libertad, tapeo y jarana. Así es como Alex, uno de los propietarios del restaurante Clara, define su nuevo proyecto que este verano ha aterrizado en el precio pueblo de Begur. Un lugar que invita a disfrutar de días de calma para conectar con uno mismo y disfrutar con los tuyos. Así, no hay mejor lugar para empezar un proyecto gastronómico que tiene por objetivo ofrecer una experiencia muy completa a todos los que se animan a probarlo. Uno en el que recetas mediterráneas deliciosas, postres de ensueño y vinos de proximidad se unen en un local que mezcla el estilo vintage, con detalles clásicos y toques boho.
Concretamente, Clara se encuentra junto al Hotel Aiguaclara, situado en pleno centro de la villa. Cuando Alex y Aníbal, los dos propietarios, descubrieron que el hotel buscaba a nuevos inquilinos para ocupar el espacio del restaurante que había quedado liberado, no dudaron ni dos minutos en presentarse para poder emprender su nuevo proyecto. Pocos meses después, Clara habría al público para enamorar a todo aquel que decidiera ir a asomar la cabeza.
“Desde un primer momento nos entendimos, decidimos apostar por esta simbiosis y nos pusimos a trabajar en la apertura. Hay que decir que Clara y Joan, los propietarios de Aiguaclara, nos lo pusieron muy fácil y nos ayudaron en todo lo posible. Les estaremos siempre agradecidos”, nos cuenta Alex. ¿Por qué Clara? “Porque la propietaria del hotel se llama así,”. Un nombre mediterráneo, romántico, y muy primaveral, como la esencia del restaurante.
Foto: Hotel Aiguaclara Begur
Un interiorismo con muebles clásicos y detalles vintage
El 90% del restaurante es obra de Clara Dato, la misma propietaria del Hotel Aiguaclara, quien nos confiesan que tiene un gusto exquisito. “Cuando alquilamos el espacio, este, ya estaba amueblado y nosotros hemos heredado todos esos años de vida y vivencias que se traducen en mil y un muebles magníficos como el gran recibidor que tenemos en la entrada, las lámparas Milà originales, la foto de Camus, el “chester” de piel que preside la sala o la bola de disco que algún sábado que otro hacemos girar. A todo ello le hemos agregado nuestro punto que lo convierte en el restaurante que es en la actualidad”, confiesa Alex. Detalles traducidos en libros de recetas, cuadros únicos, botellas firmadas, lámparas boho, entre mil otros que nos permiten hablar de un diseño vintage-boho.
Foto: Clara Begur
Menos luz y más velas
La iluminación fue un punto claro en el diseño del restaurante. Tal como lo define Alex, su objetivo era ”menos puntos de luz y mas velas, muchas más velas”. ¿Cómo resultado final? Un espacio en el que predominan un sinfín de lámparas y velas de distintos diseños que se encuentran distribuidas por todas las zonas del restaurante.
Foto: @musttrybcn
Altas, bajas, de pie, de colgar… las lámparas son un claro reflejo del interiorismo del espacio. Nos han cautivado unas de estilo boho confeccionadas con colores claros -rojos, azules, marrones o amarillos- con un diseño alargado y exótico que remata con flecos al final. Las velas también se encuentran presentes en todas las mesas y son el foco principal para iluminar los deliciosos platos.
El patio, la estancia clave de Clara
“Le hemos querido dar muchísimo protagonismo al patio, decorándolo con gran variedad de plantas y flores”, nos explica Alex. Altas y bajas, las palmeras son las predominantes. Una especie que transmite ese aire desenfadado y cálido que tanto se busca en el local. La ideal que se integra a la perfección con el resto del interiorismo del restaurante. Sin lugar a duda, el patio se trata de un espacio que transmite lo que en catalán se dice “caliu”, es decir, la sensación de sentirse en casa, a gusto, arropado y cómodo. “Queremos que Clara sea un espacio para disfrutar, olvidar todo lo que pasa fuera del patio y entregarte al disfrute. No solo de la comida, sino del espacio, la música, y todo lo que pasa alrededor de la mesa”.
Foto: Clara Begur
Con barra abierta al público
Clara, además de recetas espectaculares, también dispone de una carta de bebidas y cócteles muy destacada. Todos ellos preparados en una barra abierta al público. “Aprovechamos un gran porche para crear un ventanal que se abre a la terraza de la cual sale la estación de bebidas, así toda la terraza puede ver como el barman los prepara, explica Alex.
Una oferta gastronómica pensada para compartir
El restaurante está abierto tanto en horario de comida como de cena y cuenta con una gran variedad de platos diseñados para compartir entre todos los comensales. Para todos los gustos y dietas, hay propuestas para conquistar hasta el más fino de los paladares, pero sin duda, “las tortillas ganan por goleada”, se le escapa a Alex. La tortilla de tartufo con foie-gras y la vaga de gamba roja, son dos recetas que te dejan sin habla. A ellas, la burrata con melocotón y jamón ibérico y el canalón de marisco y salsa americana.
Foto: Clara Begur
Todo acompañado con vinos de proximidad para resaltar el sabor de cada uno de los platos. “Tenemos la suerte de vivir en un país donde tenemos una oferta inacabable de referencias, uvas y bodegas. Intentamos tener una carta equilibrada entre el mundo natural y lo clásico, entre vinos y vinazos, blancos frescos o maduros, e igual con los tinto”.
Y cómo guinda del pastel, los postres son una auténtica locura. Y no podría ser de otro modo con el amor que les pone Alex a ellos. “Me gusta venir por las mañanas, poner música, derretir chocolate, hacer crumbles y pralinés. ¡Soy la Vianne Rocher del Clara!, explica Alex entre risas. ¿Algunas de sus delicias? Su versión del París-Brest simplemente es espectacular, así como su Tarta Clara de chocolate.
Foto: Clara Begur
Un pequeño palacete colonial en el centro de Begur abierto durante todo el año. Tradición, solera e identidad para disfrutar de una experiencia muy completa con los tuyos. De aquellas que pasan a la historia. Te presentamos el nuevo restaurante que ha revolucionado uno de los pueblos favoritas de la costa catalana y que le queda aún muchísima guerra por dar.