A menudo se nos olvidan que existen, decorativamente hablando, y, sin embargo, las paredes de la cocina pueden dar mucho juego. Permiten dar un toque 'arty' y especial, modernizar al instante, ofrecer un plus de almacenaje, aportar calidez, evocar los fogones antiguos, atrapar la frescura del jardín o trasladarnos a una casa de campo sin movernos de la ciudad. 

¿Cómo conseguirlo? Llenándola de plantas, pintando de un color atrevido que contraste con el impoluto blanco, viendo en los azulejos una alternativa tan práctica como bonita, creyendo que el papel pintado también puede entrar, dejando que el arte llame a la puerta, colocando baldas y estanterías que te ayuden a mantener el orden con un punto exhibicionista y con muchos otros detalles más. Para abrir boca, toma nota de estas 10 ideas que hemos seleccionado para ti. 

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Foto: Alejandro Cayetano Interiorismo: Marta Labrador

Azulejos y una vitrina a modo de tríptico

A veces lo sencillo es tu mejor aliado, si sabes jugar bien tus cartas y mezclar con acierto. Como en esta propuesta donde la pared del salpicadero se ha revestido de azulejos color tierra, para proteger esta zona de salpicaduras y manchas y aportar, al mismo tiempo, un plus de calidez. Para completar el conjunto, se ha colocado una vitrina con trasera transparente que permite ver los azulejos y que actúa a modo de cuadro dividido en seis partes. 

Hisbalit

Azulejos hasta el techo y una balda blanca

El revestimiento de la cocina se puede convertir por sí solo en un elemento decorativo. Por eso, los azulejos de este ambiente brillan con luz propia, gracias a su moderno diseño que juega con las formas y el color. La balda blanca, perfecta para libros de receta, adornos y accesorios para cocinar, hace el resto. 

Interiorismo: Pia Capdevila

Pintura roja y azulejos metro

Si hay un color que ayuda a ‘levantar’ cualquier look ese es el rojo. Atrevido, impactante y muy cálido no necesita nada más para triunfar. ¿O quizás sí? Para que la pared de tu cocina sea aún más personal, esta propuesta lo combina con un antepecho de azulejos metro y una estantería con una parte cerrada y otra abierta. Nos encanta el resultado final y su poderío visual.

Una pieza dorada retroiluminada

Si quieres que tu cocina sea diferente al resto y no tenga nada que envidiar a la decoración del salón, necesitas una pieza lo suficientemente personal para dejar sin palabras a todo el que la contemple. Esta escultural pieza retroiluminada cumple su función a la perfección. Por cierto, que sea dorada y XL también ayuda. 

‘Desnuda’ y solo con una lámina

La desnudez y el minimalismo también es una opción. Por eso, esta pared blanca impoluta que contrasta con el mobiliario y los electrodomésticos solo necesita la ayuda de una lámina, que puede ser también una litografía, un cuadro o un reloj, apoyado sobre la encimera para ser especial. 

Una obra de arte XL

De gran valor tanto de tamaño como de valor artístico. No necesitas nada más. Como no se trata de la pared del sofá, evita combinaciones de cuadros pequeños y apuesta por un único que ocupe casi toda la pared. De esta manera, el impacto será mayor. A la hora de elegir, recuerda la estancia en la que estamos y las condiciones de humedad, olores y grasa a las que estará expuesta.

Foto: Iván Cañellas

Una pared de piedra

Lo curioso de esta cocina es que, aunque nos evoca a las casas de campo y al exterior, resulta muy actual. Esto se debe tanto a la forma de colocación como a la elección de un antepecho en otro material y color. 

Foto: Jaime Ferrer Realización: Cristina Rodríguez Goitia Interiorismo: Ángela Bermudez

Un cuadro y dos apliques negros

La clave de esta propuesta está en dejar entrar al arte a la cocina y en tratar sus paredes como si fueran las del salón o el dormitorio. Aquí, como si el fregadero fuese la chimenea, se ha colgado centrado un cuadro con un potente marco dorado y se ha flanqueado con dos apliques negros, muy acorde al estilo que derrocha la estancia. Aunque no es apto para todas las cocinas, lo cierto es que no hay nadie que pueda resistirse a su encanto.

Carlos Gimeno Gerona y Manuel Yllera Soul Arquitecture

De ladrillo visto pintado de blanco

Esta propuesta demuestra que las cocinas blancas siguen siendo las reinas, especialmente si, como aquí, las paredes de ladrillo visto se tiñen de white. Para rematar un cuadro apoyado y quien dice un cuadro, dice un jarrón u otro objeto decorativo que dé fuerza al ambiente. 

Azulejos y baldas de madera natural

Son un clásico, pero eso no les hace perder encanto. Los azulejos proporcionan un plus de encanto, al mismo tiempo que son fáciles de limpiar, mientras que las baldas de madera ofrecen un espacio de almacenamiento extra sin empequeñecer. Eso sí, como todo queda a la vista, es preciso que esté siempre ordenado, intercales objetos que den una pincelada deco, como jarrones o botes bonitos, y expongas esa vajilla o cristalería que merece la pena enseñar.