El joven matrimonio dueño de este magnífico dúplex de 400 m2 lo descubrió por casualidad e intentó comprarlo de inmediato. No fue posible en aquel momento, pero no desistió y, finalmente, se hizo con él. A sus nuevos propietarios les encantaba la idea de vivir en La Moraleja (Madrid), cerca y lejos de la ciudad, en una amplia zona verde, bien comunicados y en una vivienda de estas características. Esta finca se lo daba todo. Cuando la vieron, aunque era una construcción de los años sesenta sin reforma alguna, no lo dudaron: creyeron firmemente en sus posibilidades, a pesar del estado en el que se encontraba, y tuvieron claro su potencial por ser muy amplia, con grandes terrazas, un patio y una orientación inmejorable.
Sin embargo, para ajustarla a sus necesidades, la sometieron a una reforma integral, de la que sólo respetaron la estructura. Las responsables de este trabajo fueron Cristina Chaves Galán y Adriana Arranz-Sobrini, del estudio Galán Sobrini Arquitectos, quienes cuentan que “era una casa cerrada al exterior, oscura y complicada y lo que se pretendió con la reforma fue darle la vuelta y abrirla al máximo posible, potenciar las entradas de luz natural y comunicar las espacios, así como descubrir y resaltar las dobles alturas”.
Y siguen: “Las únicas pautas que nos marcaron fueron que proyectáramos y consiguiéramos una casa que pudiera convertirse en su nuevo hogar, un lugar al que quisieran volver cada día después de sus trabajos y en el que sus hijos crecieran felices; querían espacios amplios y luminosos, algo que la distribución inicial hacía complicado, pero que se ha conseguido gracias a un proyecto muy pensado y a una impecable ejecución de la constructora Agor”.
Lo que más demandaban, además de la amplitud espacial, era una gran zona de día con diferentes ambientes, todos conectados, pero que pudieran independizarse y, por supuesto, volcados al exterior.
Foto: Fhe.es Realización: Paloma Pacheco Turnes
“Una de las piezas fundamentales de la reforma es la escalera. En ella invertimos gran esfuerzo creativo y logístico. La original era incómoda y poco estética, y decidimos convertirla en una pieza casi escultural de la vivienda. No sólo mejoramos la huella de la misma, haciendo mayor y más amplio el hueco, sino que también la cuidada estética hizo que se convirtiera en el elemento preferido y más característico de la vivienda: se trata de una escalera de huella circular con pasamanos ciego forrado tanto por el interior como el exterior con Mortex”, asegura Cristina.
A lo que Adriana añade que “otra de las piezas que se mantienen y restauraron es la imponente biblioteca de madera, original de la casa, que le imprime mucho carácter al nuevo salón”.
Foto: Fhe.es Realización: Paloma Pacheco Turnes
A la hora de decorarlo, apostaron por un estilo sobrio, limpio y atemporal, en línea con la arquitectura de los espacios y fruto de una inspiración en el estilo colonial más austero. Todo para que reflejara la personalidad de sus nuevos propietarios, para que se sintieran en casa.