Les enamoró la luz que entraba a través de los balcones de la fachada, también la de los patios. Esas cuatro ventanas que daban a uno de ellos fue decisiva en su adquisición. Sus propietarios pertenecen a Insularo Group, una inmobiliaria sueca de lujo, y tenían muy claro que este piso, en el corazón de Madrid, iba a ser un acierto.
“Los antiguos dueños no habían realizado una reforma en mucho tiempo, tan sólo arreglaron el baño y la cocina. Se hacía necesaria una redistribución de todo el espacio, y uno de los requisitos más importantes fue la creación de tres dormitorios con sus baños, además del de invitados”, cuenta Gonzalo García, interiorista fundador del estudio que lleva su mismo nombre y autor de este proyecto. Para lograrlo, “sometimos la vivienda a una reforma integral y un exhaustivo trabajo de interiorismo. Fue todo un reto, ya que se trata de una finca de principios del siglo xx y necesitaba muchos cambios”, añade.
Los nuevos propietarios “querían rescatar la esencia original de la casa y adaptarla a los nuevos tiempos. Todo empezó con un enamoramiento por los suelos de damero de pizarra y mármol Macael existentes, así que decidimos restaurarlos por completo. También apostamos por recobrar los balcones, ventanas, puertas... eliminamos capas de pintura de cien años en muy mal estado, instalamos doble acristalamiento y encargamos reproducciones de los pomos de las puertas de paso en latón”, señala Gonzalo.
En cuanto a la distribución, se crearon dos zonas separadas: la de día donde se acercó la cocina al salón comedor, que da a los balcones exteriores de la casa, con un servicio para los invitados, espacio de descanso, entre otros, y otra área con los tres dormitorios, todos con baño incluido –dos de ellos en suite y el principal con vestidor–.
A la hora de decorar, se quiso crear una sensación de paz y luminosidad. De ahí, la base de colores neutra, paredes blancas con molduras, suelo de parqué de roble lavado–instalado en espiga, en formato Punta Hungría–, los armarios y el mobiliario de cocina y el baño lacados en gris piedra claro...
Se eligieron piezas contemporáneas y se combinaron con antigüedades, accesorios decorativos –como jarrones, lámparas y esculturas– con toques de color para crear un ambiente elegante, pero quitándole seriedad. Y para recuperar el espíritu de la época, el interiorista se decantó por colocar molduras y cornisas, griferías de latón en los baños, mármol Macael de gran formato, etc.
Todo redunda en un espacio sobrio, elegante y universal, con focos cromáticos y arties sensacionales.
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