A estos pueblos y ciudades nos les falta color, descubre su llamativa arquitectura

Estas ciudades, que destacan por sus calles pintorescas y viviendas de colores vibrantes, se han convertido en un auténtico imán turístico

Su encanto cromático único, con múltiples tonalidades que contrastan con el paisaje que las rodea, deslumbrará a cualquiera que quiera visitarlas

A estos pueblos y ciudades nos les falta color, descubre su llamativa arquitectura
A estos pueblos y ciudades nos les falta color, descubre su llamativa arquitectura
Foto: Ainur Mufid en iStock

Durante generaciones, son muchas las áreas urbanas que han ido adoptando diferentes tonalidades y han destacado por su colorida arquitectura, cultura y ambiente. Desde el tono azul de las casas y bazares de Jodhpur (India) a la mezcla ecléctica de las fachadas del distrito Haight-Ashbury de San Francisco, su singularidad ha atraído a millones de turistas.

Guatapé (Colombia), considerado por muchos el pueblo más colorido del mundo, une historia y geometría en cada rincón de sus barrios. El país, que también cuenta con una cultura y cocina increíblemente coloridas, ocupa un lugar destacado en la lista de destinos de muchos viajeros. El aspecto particular que tiene esta y muchas otras ciudades, ha incentivado el atractivo turístico que despierta la explosión de colores de los edificios de sus calles y, a la vez, ha animado a los vecinos y autoridades a colaborar para dar más vida cromática a sus viviendas.

La gran mayoría de las localidades de esta selección han sido nombradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En Interiores hemos seleccionado 15 de las más bonitas (y llamativas). ¡Viaja con nosotros!

 

15 de las ciudades más coloridas del mundo

 

Sobre el autor

Mariona Salvadó autora y redactora en Revista Interiores copia

Graduada en Filología por la Universidad Autónoma de Barcelona, me considero una amante de la fotografía analógica y el diseño. Poder combinar texto e imagen en una sola página otorga un sentido íntimamente relacionado con todo aquello que me atraviesa. Una idea que conecta con el silencio ensordecedor del mar cuando el sol se va. O el ruido del caer de las hojas una tarde de noviembre cualquiera.

En busca de gestos que todavía nos acercan y que delimitan algún punto de inflexión a lo cotidiano. Y supongo que es por eso que escribo a veces. 

 

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