“Si no vives en ellas, las casas se estropean”. Este es el temor de muchas personas mayores y no tan mayores, preocupadas por sus propiedades vacías. Y no es que se estropeen por arte de magia, pero sí es cierto que la falta de uso, a medio y a largo plazo, puede llegar a oxidar o a estropear algunas instalaciones o mobiliario de nuestra vivienda si se ha mantenido cerrada durante un tiempo considerable como el que ha durado la cuarentena por el COVID-19.
Dos meses después de no poder salir de nuestra localidad ni de visitar otros espacios que no fueran nuestras propias casas, la mayoría de regiones sanitarias de España han entrado ya en la fase 1 de desconfinamiento, hecho que les permite a sus habitantes poder desplazarse a sus segundas residencias, siempre y cuando formen parte de la misma provincia. Pero, tras dos meses sin haber sido habitadas, es posible que nos encontremos con alguna sorpresa desagradable: desde una posible okupación, a distintos tipos de averías, de deterioros o de plagas de insectos, totalmente normales y derivadas de la falta de uso o mantenimiento prolongado.
Así que, al margen de si contamos o no con un seguro de nuestra segunda residencia, vamos a dar un repaso a los elementos que deberíamos revisar cuando lleguemos a nuestra casa veraniega de playa, de montaña o de interior, y que en España suman hasta 6 millones de casa.