Transformar el mundo mejorando el espacio habitable

La exposición ‘Formas Industriales’ recoge la obra de importantes artistas, diseñadores y arquitectos españoles que, a mediados del siglo XX, quisieron romper moldes y revolucionar la vida de la sociedad integrando diseño y arte.

Transformar el mundo mejorando el espacio habitable
Transformar el mundo mejorando el espacio habitable

Romper las barreras, trasgredir y dejar huella. En la España de los años 50, 60 y 70 hay un grupo de creadores que quieres ser modernos y romper las barreras entre arte, diseño y arquitectura. Creadores que, huyendo de la disciplina, buscaban y exploraban el mundo del diseño y de la arquitectura en búsqueda de una mejora del espacio fusionándolos con el arte.

 “En esa búsqueda, muchos de ellos creyeron encontrar la solución en la industrialización y la disolución de las categorías artísticas en un arte integrado en la arquitectura como eje articulador” afirma Pedro Reula, fundador de Studiolire y comisario de la exposición Formas Industriales. Arte-Arquitectura o la integración de las artes (1950-70) que reúne desde el 9 de septiembre hasta el 30 de octubre en Madrid -Galería José de la Mano, Zorrilla 21- las esculturas, pinturas y muebles creados por algunos de los grandes nombres del siglo XX.

Una España gris de postguerra en la que un grupo de artistas, arquitectos y diseñadores se suman a la utopía de transformar el mundo mediante la mejora del espacio habitable. Impulsada por el Movimiento Moderno, esta iniciativa encontró un aliado en los padres de la abstracción geométrica como Kandinsky, Malévich o Mondrian. A mediados del siglo XX el ejemplo a seguir por nuestros compatriotas es la obra de los italianos Gio Ponti o Alberto Sartori o, más cerca, la del propio Jorge Oteiza.

“Antes de su largo viaje americano, Jorge Oteiza conoció de primera mano las inquietudes de la incipiente modernidad practicada en San Sebastián en los años treinta y guardó entre sus ideales el modelo y la doctrina de la Bauhaus. Estos propugnaban la eliminación de las fronteras de las disciplinas artísticas y ponían el diseño en un lugar preminente”, explica Reula.

La ordenación del espacio

Más allá de sus trabajos para su mecenas Juan Huarte, Oteiza estudió el espacio a través de sus cajas vacías a las que llamaba muebles espirituales. Un trabajo que ejercería una fuerte influencia para algunos artistas que asumieron rápidamente cómo esa práctica del diseño formaba parte, también, de la idea de modernidad. Así, durante su etapa de trabajo junto al arquitecto Rafael de la Hoz en la Cámara de Comercio de Córdoba, puso en este camino a varios de los artistas que formarían, primero, el Grupo Espacio y, luego, el Equipo 57.

Por ello, dentro de la muestra, una caja de Jorge Oteiza se encuentra con un lienzo de Agustín Ibarrola. Del pintor José María de Labra encontramos un óleo, una maqueta para una celosía de madera y un juego de café de porcelana para Bidasoa. Una silla del Equipo 57 se sitúa junto a una mesa de Néstor Basterretxea que sirve de soporte a una escultura de Ángel Duarte. Descubrimos, firmando sillas, al escultor Andreu Alfaro o al arquitecto Javier Carvajal.

Grupo Parpalló

De 1956 a 1961, en Valencia, otro conjunto de artistas forma el Grupo Parpalló. Entre sus inquietudes estaba la de usar el arte experimental como elemento transformador de la sociedad. Artistas como Andreu Alfaro o el diseñador Martínez Peris destacan en esta nueva forma de entender el arte, etapa que tuvo su mejor ejemplo en dos proyectos obra del arquitecto Javier Carvajal: el Pabellón de España en la Triennale de Milán -1957- y el Pabellón de España en la Feria Mundial de Nueva York -1964-. En ambos casos, con la colaboración de José María de Labra -miembro ocasional del Parpalló-, del que destacaría su celosía para el pabellón de Nueva York.

“Carvajal fue el que mejor supo integrar la escultura mural y qel que más atención dedicó al diseño de mobiliario. Además de la icónica butaca Granada, también realizó mobiliario como la silla producida por Biosca y usada por el arquitecto en la emblemática tienda madrileña de Loewe”.

Una exposición realizada conjunta de las galerías de José de la Mano -especializada en arte de los 50 a los 70- y Studiolire -centrada en el diseño español en el siglo XX- muestra ejemplos de cómo el diseño industrial se convirtió, en la postguerra, en uno de los elementos imprescindibles para conseguir la ansiada integración y valoración de las artes y reafirmar, a través de ella, nuestra modernidad.
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