Elegancia, sofisticación, calidez o tradicionalidad son algunas de las características que marcan la atmósfera de un estilo clásico. Comedores y dormitorios que no dejan indiferente a nadie con piezas de grandes dimensiones, antigüedades, butacas o sofás. Un estilo en el que rebosan los objetos y las formas. Allá donde lo glamuroso y el buen gusto encuentran su lugar entre una combinación de tonos blancos y cremas.
Son muchas las películas de época que ilustran el estilo clásico, con toda esa dignidad imperial que le pertenece. Un estilo que está asociado normalmente a personas adineradas, con preferencias por los gustos establecidos; es decir, aquellos que apuestan por lo tradicional en lugar de por los diseños minimalistas o contemporáneos.
Pero ¿de dónde viene este interés por el clasicismo? Una decoración noble, elaborada con materiales de calidad excepcional que se originó en Francia en el siglo XVII. Muy pronto se extendió por toda Europa, llegando a convertirse en un de los estilos dominantes de la época. Y es que, con el paso del tiempo, cada país lo adaptó a su manera. Mientras que en Francia el diseño de interior se basaba en espacios llenos de esplendor y luminosidad, en Inglaterra el clasicismo se caracterizó por el racionalismo y rigor.
En este estilo es muy importante que cuentes con mucho espacio, ya que el tamaño de los muebles y complementos clasicistas por lo general es de grandes dimensiones. Aun así, no pierdas de vista algo muy importante en este estilo: la armonía y la simetría. Debes intentar que todo quede unido y alineado. Nada de estructuras aleatorias. Recuerda que un estilo clásico mantiene el orden por lo tradicional y embellecido.
Te mostramos ahora algunos consejos para que puedas decorar tu casa bajo el estilo clásico. Recuerda la importancia de cuidar los espacios, la elegancia y el gusto por lo tradicional.