A estas alturas, todos podemos coincidir en que un buen restaurante ya no es sólo un sitio donde “se come bien”. Está claro que a día de hoy hemos convertido el acto de comer fuera de casa en toda una experiencia multisensorial, en la que el diseño ha pasado a ser tan importante como la misma gastronomía. Así es: desde el diseño de los platos, hasta los acabados del lugar, todo tiene su función a la hora de transportarnos en un nuevo viaje gastronómico.
En este contexto, muchos interioristas coinciden en que en un restaurante no sólo se refleja la personalidad de una cocina con materiales y colores, sino que también se consigue gracias a la distribución de la sala, de elementos decorativos, mobiliario, colores, etc. Sin duda, aquellos más entendidos en materia interiorista no dudan en constatar que el diseño de restaurantes es una de las disciplinas en las que el equilibrio entre funcionalidad y estética cobra mayor importancia.
El restaurante Plató es uno de los que hace honor a esta máxima, un lugar en el que el diseño y la decoración cuidan hasta el más ínfimo detalle, recreando un viaje en el tiempo que nos transporta hasta los clásicos más imperecederos del Hollywood de Casablanca y ¡Que bello es vivir!
Creando nuevos sabores
Escondido en el corazón cultural de Madrid y rodeado de los principales museos como el Museo del Prado o el Thyssen-Bornemisza, Plató ha conseguido crear nuevos sabores e historias en los que la estrella, eres tú. Un escenario perfecto en el que compartir tendidas charlas sobre cine, escenas y planos inolvidables, entre decorados que invitan al comensal a crear su propia historia.
Con una terraza climatizada que ofrece unas vistas más que inspiradoras, el restaurante ofrece un punto de encuentro foodie en el que compartir momentos inolvidables junto a un buen cóctel, mientras saboreas las nuevas texturas que nos propone su elaborado menú, cuyos pilares son la calidad y la priorización de los productos de proximidad.
Para lograr que Plató se convierta en un escenario que te haga sentir como el protagonista de tu propia historia, los interioristas han creado una atmósfera única basada en la elegancia y el poderío de la estética del cine clásico. En ella, cada elemento decorativo forma parte de un escenario en el que la tenue luz de los focos y una soberbia gama cromática nos traslada de lleno a una de aquellas películas en blanco y negro protagonizada por Marlon Brando o Sidney Poitier.
El sabor del cine
Negros, dorados y blancos se entremezclan con una cuidada selección de materiales como el mármol, la madera, el metal o el capitoné, dando origen a un espacio confortable y refinado, donde los detalles decorativos consiguen dar vida al aspecto genuino de del local. En él, escenarios y personajes de la historia del cine impregnan las paredes de un lugar en el que cada rincón está pensado para que todo aquel que se adentre en el local se sienta como en casa y pueda disfrutar al máximo de una experiencia gastronómica sin igual.
Mesas y taburetes altos, dos pequeñas zonas reservadas para grupos, una barra perfectamente adaptada para poder disfrutar de un buen aperitivo y dos amplias terrazas, con zona cubierta y descubierta, que permiten aprovechar al máximo el lugar en cualquier época del año.
Un restaurante pequeño y coqueto, con un cierto aire, se podría decir, sibarita, y que busca convertirse en un referente de calidad y atención personalizada para todos aquellos amantes del séptimo arte. Un escenario en el que el comensal es la estrella y todo a su alrededor está especialmente preparado para que vivir, sentir y saborear la experiencia con toda su intensidad.